Intriga y Venganza: Emilia, el Kentuki y un Secreto Oscuro

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La Sospecha y el Mensaje

Klaus seguía abriendo la billetera y eso la ponía nerviosa a Emilia. Por eso, decidió nuevamente hablar con Gloria, quien le dijo que debía grabarlo, por si acaso tuviera que enviarlo a la policía en algún momento.

Buscó su teléfono, marcó el número de Klaus y le envió un mensaje que decía: «Sé que sacas dinero de la billetera de Eva» (lo escribió en español). Recibió una respuesta que decía: «Me paga 50 por semana a cambio de tener sexo. ¿Quiere unirse?».

Al rato, recibió una llamada de Klaus. Luego, tomó fuerzas para volver hacia la computadora, pero él ya no se encontraba allí. Y entonces, vio algo escrito en el espejo que decía: «puta».

La Confrontación con Eva

Eva llegó a la casa y vio el mensaje. Agarró a Emilia, la llevó al baño, la metió en la bañera, cerró la puerta y apagó la luz.

De repente, sonó el timbre: era Gloria. En cuanto entró, le entregó una caja y le dijo que la abriera. Emilia se dio cuenta de que era una caja de kentuki, una ya abierta y algo sucia. Al sacarlo, se percató de que era una conejita, una idéntica a la suya.

Pesadillas y Recuerdos

Su amiga se fue y ella se quedó dormida. Tuvo una pesadilla y, al despertarse, el kentuki seguía apagado. Prendió su computadora y esta estaba en otro lugar de la casa; al parecer, Eva la había perdonado. Logró ver una imagen en la heladera de ella con Eva y decidió sacarle una foto a la pantalla para luego imprimirla y pegarla también en su heladera.

Soñó con Klaus (tuvo un sueño erótico). Y al levantarse, vio a la conejita.

El Desenlace

Klaus recibió una llamada por teléfono y se puso serio. Al llegar Eva, le taparon el micrófono a Emilia para que no escuchase. Luego, le sonó el teléfono a Emilia y, al atender, Eva le dijo que le habían llegado imágenes que le mandó su conejita, mostrándola hablando con su novio, y fotos de su casa repleta de fotos de ellas dos. Además, le comentó a Emilia que le gustaba mucho su ropa interior de vieja.

Emilia no sabía qué hacer. Cortó la llamada y, acto seguido, empezó a ver cómo los dos (Klaus y Eva) se estaban desvistiendo. Apretó el botón rojo y al segundo apareció el mensaje: «Conexión finalizada».

Luego, agarró a su kentuki y lo metió bajo el agua, ahogándolo hasta que la luz verde de la base dejase de titilar.

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