Jansenismo y Regalismo: Tensiones Religiosas y Políticas en la Francia de los Siglos XVII y XVIII
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Jansenismo
Aunque Trento dejara asentados los fundamentos de la fe católica, la Iglesia no quedó libre del influjo de las ideas protestantes. El principal de estos movimientos teológicos, el jansenismo, toma su nombre de Cornelius Jansenio (1585-1638), sacerdote de origen holandés que fue obispo en Francia. Jansenio, que había leído mucho a Calvino, estaba convencido de que el pecado original deja al hombre sin libertad y con la voluntad totalmente anclada en la concupiscencia. Esta doctrina lleva a un estricto rigorismo moral y a un sentimiento de temor y temblor en las relaciones del cristiano con Dios.
Su apariencia de seriedad religiosa atraía el entusiasmo en los ambientes de intensa vida espiritual, de ahí que fuese adoptado por la abadía de Port-Royal, donde una mujer de temple ardiente restauró la disciplina y una severa observancia. El rigorismo jansenista creó discordia entre los cristianos de Francia durante tres cuartos de siglo, hasta que Luis XIV acabó con el problema demoliendo la abadía en 1710 y solicitando a Roma su condena. La crisis del jansenismo contribuyó a crear un estado de espíritu que abrió las puertas a la avalancha irreligiosa del siglo XVIII francés.
Regalismo e Iglesias Nacionales
El absolutismo del Rey Sol, Luis XIV, abrió las puertas al despotismo ilustrado europeo. Una corriente de independencia frente a la Santa Sede sacudió a algunas monarquías europeas que tenían a gala reconocer al catolicismo como única religión del Estado y pretendían la formación de iglesias nacionales sobre las que el monarca ejercía su autoridad independiente. Desconfianza hacia Roma e intervencionismo estatal son los componentes fundamentales del regalismo monárquico en los siglos XVII y XVIII.
Luis XIV restableció la unidad católica de Francia al derogar el Edicto de Nantes y terminar con la tolerancia hacia los hugonotes del reino. Pero el rey pretendía también extender a todos los obispados y beneficios vacantes los derechos de regalía a favor de la Corona que el Concordato de 1516 reconocía, entrando en conflicto con la Santa Sede. Ante la protesta del Papa Inocencio XI, el episcopado francés se puso de parte de su rey, y el más ilustre de sus miembros, Bossuet, compuso los cuatro célebres Artículos Orgánicos que constituyen la quintaesencia del galicanismo y que fueron enseñados en todos los seminarios franceses. El conflicto de las regalías no se resolvió hasta 1693, cuando fue revocada la orden de enseñar los Artículos en los seminarios.