Juan Ramón Jiménez: Evolución Poética, Esencia y Reflexión Existencial

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La Poesía de Juan Ramón Jiménez: Un Viaje Hacia la Esencia y la Reflexión Existencial

El presente documento explora dos facetas significativas de la obra poética de Juan Ramón Jiménez, a través de la contextualización y el comentario de fragmentos representativos de sus libros Eternidades (1918) y Poemas agrestes (1910-1911).

1. La Poesía Intelectual en Eternidades (1918)

El texto pertenece al libro Eternidades, publicado en 1918. Es un poema característico de la «poesía desnuda» de la época, que el mismo autor llamó «poesía intelectual». Esta etapa se inicia con Diario de un casado (1916) y supone una superación de la poesía sentimental de sus primeros momentos, un Modernismo más sensorial al que se había adscrito su obra.

1.1. Características de la Poesía Desnuda

En esta etapa, la poesía de Juan Ramón Jiménez se desnuda del léxico modernista, de la adjetivación sensorial y de los ritmos sonoros. Busca «lo puro, lo apuntado, lo sintético». Con su poesía desnuda o intelectual, el autor indaga en la realidad profunda o escondida de las cosas, en sus esencias. Junto a su permanente sed de belleza, crece su sed de conocimiento, y la palabra poética quiere ser un instrumento para conseguir una mayor «inteligencia» de la realidad.

El poema en cuestión constituye una invocación a la inteligencia para que le permita nombrar —o lo que es lo mismo— la esencia de la realidad. Esto se une al deseo o la ambición de que su poesía permita ahondar en la visión de las cosas y descubrir lo más auténtico o esencial de la realidad.

1.2. Estructura y Estilo

Desde el punto de vista métrico, el poema está constituido por 15 versos de distinta medida. En esta etapa, como es sabido, Juan Ramón abandona los ritmos marcados que usaba antes y prefiere el verso libre, sin rima. El ritmo se consigue por la repetición de palabras: en el poema se repite «cosas» al final de cinco versos, y ello da la impresión de un poema «rimado».

Este poema es un claro ejemplo de la poesía intelectual de Juan Ramón Jiménez y de su «sed de conocimiento». Es asimismo un buen ejemplo de su nuevo estilo, depurado del sensorialismo modernista, con un estilo a la vez «sencillo» (por su carácter estilístico sobrio) y «difícil» (por su densidad conceptual, «filosófica»). No obstante, esta poesía intelectual no está desprovista de carga emotiva: la vehemencia, la intensidad del anhelo; e incluso de pasión: la pasión de ahondar en la realidad para conocerla a fondo.

2. La Reflexión sobre la Muerte en Poemas Agrestes (1910-1911)

El segundo fragmento medita sobre la propia muerte del poeta, tras la cual el mundo bello y natural en el que vive seguirá existiendo, mientras que él estará solo, añorando todo lo perdido. La nostalgia y la soledad envuelven al poeta al pensar en la muerte y en la finitud del ser humano frente a la eternidad del mundo natural. La muerte fue un tema recurrente en toda su poesía.

2.1. El Tema de la Muerte y el Homo Viator

Juan Ramón Jiménez no se enfrenta al tema con un tono trágico o tétrico, ni siquiera la nombra directamente; él simplemente «se irá» o realizará «el viaje definitivo». Se trata de una imagen de gran tradición literaria: el viaje en el camino de la vida (es el tópico del Homo viator u 'hombre caminante'), la vida que conduce inevitablemente a la muerte.

La oposición vida-muerte que vertebra todo el poema se expresa a través de sucesivos conceptos opuestos: el irse del poeta frente al quedarse del entorno; la primera persona del poeta («yo me iré») frente a la tercera de todo lo exterior a él. Juan Ramón Jiménez transmite al lector la evidencia de que la muerte del ser humano es insignificante ante la infinitud del mundo natural que le sobrevivirá.

2.2. Transición Estilística y Temas Futuros

Se intuyen ideas que el poeta desarrollará en etapas posteriores, como el ansia de eternidad y el deseo de diluirse en la naturaleza. Este poema pertenece al libro Poemas agrestes, escrito hacia 1910-1911. En él, su autor expresa una visión muy personal y sugerente sobre los dos temas recurrentes en toda su producción: la soledad y la muerte.

Por su sencillez estilística, el poema se sitúa en un periodo entre el Modernismo y la poesía desnuda, etapa en la que trata de deshacerse de los elementos sensoriales del periodo anterior para buscar lo esencial y lo puro. Su sencillez expresiva y las ideas transmitidas lo relacionan con poemas posteriores que desarrollarán temas como el ansia de eternidad a través de la poesía y la búsqueda de la belleza absoluta.

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