El Juego y el Desarrollo Infantil: Etapas Psicológicas y Sociales

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Entre los 8 y 12 meses: Primeras Diferencias en el Juego

Las diferencias anatómicas se manifiestan en los juegos. La niña prefiere depositar objetos en un hueco y sus juegos repetirán esta experiencia; por su parte, los niños eligen juguetes con los que puedan penetrar.

Entre los 12 y 18 meses: Descarga Motriz y Juego Simbólico

En esta etapa, el juego cumple varias funciones cruciales para el desarrollo:

  • Descarga motriz: Sirve como un canal para liberar energía y tensiones.
  • Gestión emocional: Ayuda a disminuir los temores asociados a las necesidades destructivas y el sentimiento de culpa.

Al finalizar el primer año, el globo y la pelota se convierten en su centro de interés. Las formas esféricas simbolizan tanto el cuerpo de la madre como el suyo propio. Las fantasías de unión van dando paso a un fuerte deseo de tener un hijo, un anhelo con el que juegan activamente.

Las muñecas y los animalitos corporizan a esos hijos fantaseados. A través de estos objetos, traducen sus experiencias biológicas, iniciando un aprendizaje lúdico de la paternidad y la maternidad.

A los 2 años: El Juego con Sustancias y la Representación Gráfica

Aproximadamente a los dos años, el niño comienza a interesarse por recipientes para transvasar sustancias de un lugar a otro. Entre los dos y tres años, descubre cómo recrear y retener mediante dibujos la imagen (tanto la externa como la propia), cuya naturaleza fugitiva le genera angustia.

De los 3 a los 5 años: Curiosidad Corporal y Juegos de Exploración

El niño muestra un gran interés en reconocer su propio cuerpo, el de los niños de otro sexo y el de sus padres. Por ello, comienza a dibujarlos en una imagen corporal total, lo cual le tranquiliza.

Los deseos genitales adquieren una gran pujanza entre los tres y cinco años. Los juegos de exploración sexual entre niños y niñas son la norma en esta etapa y, lejos de ser negativos, contribuyen a un desarrollo saludable.

Después de los 5 años: Definición de Roles en el Juego

En esta fase, los juegos comienzan a diferenciarse de manera más marcada, a menudo siguiendo patrones de identificación de género.

Juegos de acción y conquista

El niño se deleita con juegos de conquista, misterio y acción. Las pistolas, los revólveres y los disfraces de pistoleros pueblan sus actividades lúdicas.

Juegos de imitación y socialización

Las niñas, por su parte, suelen preferir un juego más tranquilo con muñecas, como preparar comida, servir el té y fingir relaciones sociales. Inician así un aprendizaje de rasgos femeninos con los que buscan identificarse con su madre.

La Etapa Escolar: Nuevas Reglas y Competencia

La entrada al colegio cambia profundamente el mundo de los juegos. Las letras y los números se convierten en nuevos juguetes, y la curiosidad por el conocimiento se presenta como una continuación natural de la curiosidad que sintieron por el mundo hasta los cinco o seis años.

Mediante múltiples juegos, que van desde el azar hasta la pericia, el niño realiza el aprendizaje de la competencia y de compartir roles dentro de su grupo. En este nuevo contexto, competir puede adquirir una connotación de aniquilación simbólica del adversario.

De los 7 años a la Pubertad: El Protagonismo del Cuerpo

El cuerpo vuelve a tener un rol fundamental. Se intensifica el gusto por la lucha, las carreras y el fútbol. Se acentúa el placer por juegos como la mancha, las escondidas y los juegos de manos.

Si en el comienzo de su vida el niño pasó del juego con el cuerpo al juego con objetos, ahora se orientará nuevamente y de modo progresivo hacia su propio cuerpo y el de sus pares.

De los 10 años a la Adolescencia: Transición al Mundo Adulto

A partir de los diez u once años, niños y niñas buscan agruparse para conocerse y aprender las funciones sociales de cada sexo. Abandonan paulatinamente el mundo de los juguetes.

En la pubertad, cuando los grupos de chicos y chicas se unen, las primeras experiencias amorosas comienzan a sustituir los juegos con juguetes. Finalmente, en la adolescencia, el individuo se despide de los juguetes, de su mundo lúdico infantil y de su cuerpo de niño, completando la transición.

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