El juicio de Manlio: Intriga y fortuna en la antigua Roma

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La cárcel de Tullianum y la defensa de Manlio

Manlio se despidió de su padre con un beso en la frente y fue hacia la cárcel de Tullianum. Tulia, hija del guardián de la ciudadela del Capitolio, abrió las puertas de la ciudad a los enemigos. La tomaron por traidora y la condenaron. Algunas personas se suicidaban para evitar que Tiberio confiscara su fortuna. Entró Marco Octavio, un joven abogado, acompañado de Claudia, para preparar la defensa de Manlio. Marco empezó a interrogarle después de que Manlio aceptara a un abogado tan joven. Tenían una pista económica. Fueron a incinerar al padre de Manlio, momento que algunas personas aprovecharon para robar algunos objetos. Siguieron hablando y encontraron un pequeño libro donde estaban anotadas las personas que debían dinero a su padre. La deuda que más llamó la atención fue una de dos millones de sestercios. Ambos se quedaron impresionados al ver esa gran cantidad. A Manlio le pareció extraño que su padre no le comentara nada. El deudor estaba en anónimo, mientras que los demás sí estaban registrados con sus nombres. El padre quiso mantenerlo en secreto; parecía una persona muy importante para él. Manlio y sus acompañantes estaban muy desconcertados.

La muerte de Germánico y el juicio de Manlio

Nada más empezar el capítulo, se anuncia la muerte de Germánico y toda Roma estaba de luto. Los primeros rumores apuntaban a que había muerto por enfermedades. Pero finalmente llegó la verdad: Tiberio mandó envenenarlo. De todos modos, el luto no ahuyentó al público que fue a ver a Manlio a la Basílica Julia. En el juicio, se citaron frases de personajes importantes como Cicerón y Platón. Volvieron a describir el suceso del asesinato. Manlio estaba atacando a Afer, ya que él fue el primero en acusarle. Marco leyó una carta del padre de Manlio, lo que emocionó a la gente. Afer enumeró todas las propiedades del padre de Manlio, que ascendían a más de trescientos millones de sestercios. Afer llamó a los testigos, quienes explicaron que Manlio tenía la soga en la mano y una actitud amenazadora. Afirmaron que él era el asesino. Manlio se defendió bastante bien ante las acusaciones. Luego, Manlio explicó las deudas de su padre y el misterioso deudor desconocido. Por último, una vieja explicó su experiencia con Manlio y su padre. Sin embargo, todo apuntaba a que Afer ganaría el juicio y Manlio sería condenado a muerte.

Un cuerpo deforme y la condena de Manlio

Al observar un cuerpo, parecía tratarse de un condenado a galeras al que súbitamente le había fallado el corazón. Al protagonista le impresionó que el cuerpo era deforme, con la parte derecha más musculada y desarrollada que la izquierda. Durante los primeros días después de desembarcar en Siracusa, tenía la sensación de que el mundo se movía bajo sus pies, como si la tierra fuera inestable, como si fuera mar. Veterator le permitió visitar la ciudad en compañía de dos guardaespaldas. El padre del protagonista y Germánico habían sido asesinados, y él había sido condenado a la pena capital acusado de parricidio. Se había librado gracias a la intervención directa de la diosa Fortuna. Manlio pensó que, después de que Claudia lo rescatara, Petreyo decidió asesinar a Veterator, aunque era evidente que había una relación de amor-odio (de necesidad mutua) entre ellos.

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