La Juventud: Esperanza y Riqueza según la Iglesia
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Para la Iglesia, la juventud es una etapa clave en la vida del ser humano, ya que en ella reside el futuro, tanto de la humanidad como de la Iglesia. La juventud pertenece al conjunto del espacio que el hombre recorre en su itinerario de vida y es un bien de la humanidad misma.
En la juventud está la esperanza, ya que en nosotros reside el futuro. Cuando hablamos de futuro, nos referimos a categorías morales, según las exigencias de la responsabilidad adquiridas dada nuestra condición humana en cuanto a conductas, propósitos, iniciativas e intenciones.
El Encuentro con Cristo: El Joven Rico
Cristo habla hoy a los jóvenes como lo hizo en el Evangelio con el joven rico cuando este le preguntó: ¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? Tras afirmar que había cumplido los mandamientos, Jesús le explicó que tan solo tenía que dar todos sus bienes. Según cuenta el evangelista, el joven se fue triste porque tenía muchos bienes.
Está claro que en esta frase se refiere a los bienes materiales, pero no hay mucha gente que se encuentre en esta situación, por lo que podemos deducir que se está refiriendo a la juventud misma como el bien más preciado. A ello también se refiere al hablar de muchos bienes: la riqueza es la juventud misma, lo que él era, lo que le llevó a hacer aquellas preguntas.
La Juventud y el Sentido de la Vida
La pregunta sobre el sentido de la vida forma parte de la riqueza particular de la juventud, que va unida al proyecto de vida que se debe asumir y realizar; más aún cuando encuentras en el camino diversas formas de mal existentes en el mundo.
La ciencia junto a la tecnología ha descubierto las posibilidades del hombre respecto a la materia y también dominar el mundo de su pensamiento, capacidades, etc. Sin embargo, cuando nos ponemos ante Cristo no podemos hacer otra pregunta que no sea la que el joven le formuló, porque cualquier otra no sería esencial.
La Respuesta de Jesús y la Conciencia Moral
La respuesta que Jesús ofreció al joven está dirigida a todos nosotros. Nos interroga sobre el estado de nuestra sensibilidad moral y nuestra conciencia. El valor de este proyecto depende esencialmente de la autenticidad y rectitud de nuestra conciencia, también acompañado de la sensibilidad.
Todo hombre necesita saberse amado. Más en el momento de la derrota, la humillación, entonces la consciencia de que Jesús ama a cada uno de nosotros nos proporciona el punto de apoyo necesario para continuar y sobrevivir.