Kant vs. Marx: Un Contraste Filosófico en la Historia del Pensamiento
Clasificado en Filosofía y ética
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La primera diferencia entre ambos autores es que **Karl Marx** es un filósofo contemporáneo que vivió en el siglo XIX, mientras que **Kant**, por el contrario, es un filósofo anterior que pertenece a la Filosofía Moderna (Edad Moderna) del siglo XVIII.
Los temas de reflexión y los puntos de vista de ambos filósofos, Kant y Marx, son muy diferentes. Kant se ocupa principalmente de la **Teoría del Conocimiento** (como buen filósofo moderno), del problema de la posibilidad de la Metafísica como ciencia, de la Filosofía práctica (Ética o moral y Filosofía Política) y de la Filosofía de la Religión, en la que Kant se pregunta ¿Qué puedo esperar? Marx defenderá un **materialismo histórico**, en el cual sostendrá que lo que distingue al ser humano del resto de seres es que es el único ser que trabaja y, por tanto, dedicará gran parte de su pensamiento y su reflexión a estudiar el fenómeno del trabajo humano y las relaciones de producción que se establecen en los diferentes sistemas de producción (sistema de producción feudal, esclavista o capitalista). Marx va a entender al ser humano como un ser social, es decir, como un ser que se reproduce y se desarrolla a través de la sociedad, y como un ser histórico, pues el ser humano es sujeto y, a la vez, resultado de la historia y de procesos históricos que tienen lugar en la Historia.
Kant, por otro lado, sostendrá un giro o «revolución copernicana» en la Teoría del Conocimiento del siglo XVIII que sienta un verdadero antes y después, al proponer que el conocimiento humano no dependa de los objetos (que son por definición externos al sujeto que conoce); sino que, por el contrario y según Kant, el conocimiento humano dependa de las estructuras *a priori* del sujeto (conceptos independientes de la experiencia particular).
De esta forma, Kant distingue entre:
- El «noúmeno» (cuya definición es la «cosa en sí misma») que nos resulta a los seres humanos desconocida por completo.
- El «fenómeno», que consiste en la cosa tal y como se nos aparece y se nos muestra en la experiencia a los seres humanos; la cual se nos va a aparecer siempre en un espacio y en un tiempo.
Marx, por otro lado, estudia y analiza las relaciones de producción surgidas tras la Primera Revolución Industrial. Surge así, el **proletariado**: una «clase social», que no era propietaria de los medios de producción y que solamente podía aspirar a vender su trabajo (su fuerza de trabajo) a cambio de un salario. En sus comienzos, las condiciones laborales de los trabajadores eran muy escasas: jornadas laborales muy largas de hasta 14 o más horas, había una total ausencia de seguridad en el trabajo y de prestaciones en caso de enfermedad o incapacidad laboral. Además, las mujeres y los niños, a consecuencia de la pobreza y la miseria, se veían obligados a trabajar en las fábricas por un salario aún menor que el de los hombres. Progresivamente se comenzarán a introducir legislaciones fabriles y laborales, que comenzarán a limitar la jornada laboral, a prohibir progresivamente el trabajo infantil y a establecer salarios mínimos, con lo que progresivamente se irán dignificando las condiciones laborales.
Kant, por otra parte, en la Ética formal que propone establecerá el que él denomina como «imperativo categórico»; un imperativo de carácter moral o ético que es de obligado cumplimiento, según el cual debemos de obrar de forma que nuestra acción pueda valer como una ley universal.
Para concluir podemos decir que, a pesar de las grandes diferencias que existen entre Kant y Marx, hay similitud entre ambos; pues ambos pensadores tienen una clara preocupación por los asuntos y temas políticos, humanos y antropológicos y el ser humano ocupa en ambos el centro de su reflexión a pesar de sus diferentes planteamientos y perspectivas. Lo que es una forma de decir que solamente está permitido moralmente hacer aquello que pueda hacer igualmente que nosotros cualquier otra persona. Así, según Kant, no estaría permitido hacer a los demás nada que no queramos que nos hagan a nosotros mismos. Este imperativo Kant lo formula también como «obra de tal manera que trates siempre a los demás como un fin en sí mismo y nunca como un medio». Con lo cual, Kant establece que todas las personas sin distinción han de ser objeto de respeto y que, por consiguiente, no pueden ser tratadas como simples medios, sino que tienen un valor superior como consecuencia de su condición de personas, puesto que todas las personas son seres con **dignidad** (dignidad =valor superior/supremo).