El Lazarillo de Tormes y Cervantes: Crítica Social, Religión y Vida del Autor
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Crítica Social en el Lazarillo de Tormes
En efecto, el protagonista nace sin honra, y aunque su madre le aconseja «arrimarse a los buenos para ser uno de ellos», sigue sin honra al final de la novela, señalado públicamente como cornudo y con un oficio —el de pregonero— considerado infamante por entonces.
Desde esta perspectiva, la obra contendría una crítica tanto de una nobleza empobrecida e improductiva como de una sociedad inmovilista en la que impera una concepción superficial de la honra, fundada en las apariencias, el linaje y la limpieza de sangre, y no en la virtud o el mérito. Se ha querido ver en ello una prueba del posible origen converso del autor, ya que ni los conversos ni sus descendientes solían alcanzar la integración social.
La Religión en el Lazarillo de Tormes
Los personajes del estamento eclesiástico (el clérigo de Maqueda, el fraile de la Merced, el buldero, el arcipreste) aparecen retratados negativamente. Todos ellos explotan o humillan a Lázaro. Son hipócritas y sus actos están motivados por la avaricia o la lujuria.
Si se considera que el autor era un erasmista (partidario de un cristianismo sencillo y primitivo, y de la regeneración moral del clero), el objetivo del Lazarillo habría sido denunciar una sociedad falsamente cristiana, nada caritativa, en la que los propios guardianes de los valores religiosos son fuente del mal.
Sin embargo, el Lazarillo podría también ser obra de un escéptico, que se limitaría a condenar la corrupción eclesiástica, pero no en defensa de un cristianismo más auténtico.
Vida de Cervantes
Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares en 1547. En su vida se reconocen dos etapas, articuladas por la triste experiencia de cinco años de cautiverio: una primera de gloria militar en Italia, y una segunda, plagada de infortunios, tras su regreso a España.
Las Armas
Con tan solo veintidós años, tras haber publicado algunos poemas y, tal vez, como consecuencia de un misterioso duelo, Cervantes sale de España con destino a Roma. Allí sirve durante un tiempo al futuro cardenal Giulio Acquaviva. Poco después, se alista en los tercios imperiales, decidido a emprender carrera como soldado.
En 1571 participa en la batalla de Lepanto, donde un arcabuzazo le deja anquilosada la mano izquierda. En los años siguientes, participa en las campañas navales de Grecia y Túnez. En 1575 se embarca hacia España con cartas de don Juan de Austria que acreditan su valor como soldado, pero su galera es apresada por los turcos, y Cervantes y su hermano Rodrigo son hechos prisioneros y conducidos a Argel.