Leandro Fernández de Moratín: Vida, Obra y Teatro Neoclásico
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Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)
Poeta y dramaturgo español. Hijo de Nicolás Fernández de Moratín, quien era poeta, dramaturgo y abogado. Nació en Madrid y obtuvo éxito como escritor siendo muy joven. Fue alumno de la Universidad de Valladolid.
Se dio a conocer como poeta con el romance heroico en endecasílabos.
Fue el escritor más importante del siglo XVIII.
Siempre estuvo rodeado de un ambiente literario. Amigo de Jovellanos y protegido de Godoy.
Obra Crítica
Su obra crítica comprende:
- Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana, compuesta en tercetos.
- En prosa, escribió entre otras obras: La derrota de los pedantes, criticando a los escritores barrocos.
Obra Poética
Como poeta, respeta las normas Neoclásicas. Su obra más importante es: Elegía a las musas.
Obra Dramática
También se destaca por su producción dramática. Escribió cinco obras originales:
- El viejo y la niña
- El Barón
- La mojigata
- La comedia nueva o el café
- El sí de las niñas
Y tres traducciones importantes:
- Hamlet de Shakespeare
- De Molière: La escuela de los maridos y El médico a palos.
Murió en París.
La comedia nueva o el café
Critica duramente a los poetas incultos e ignorantes que se atreven a escribir obras dramáticas.
El sí de las niñas
En esta obra hace una dura crítica a las familias que obligan a sus hijas a casarse sin tener en cuenta sus sentimientos. Es una obra con finalidad moral y didáctica.
Don Diego, un caballero de 59 años, va a casarse con Francisca, de 16 años, que acaba de salir de un convento donde estaba estudiando. El matrimonio fue preparado por la madre, Doña Irene, sin contar con Francisca, que ya está enamorada del joven Carlos, sobrino de don Diego. Este descubre el asunto y renuncia, con mucho sacrificio, a su matrimonio, puesto que ve más natural que la muchacha se case con un joven de su edad que con un viejo como él.
Fragmento (Escena XI)
En el fragmento que va a continuación (Escena XI), Don Diego intenta convencer a Doña Irene de que su hija está enamorada de otro. La madre no se lo cree e interpreta que al caballero ya no le interesa casarse con su hija.
DON DIEGO.- Muy bien. Siéntese usted... Y no hay que asustarse ni alborotarse (Siéntanse los dos) por nada de lo que yo diga; y cuenta, no nos abandone el juicio cuando más lo necesitamos... Su hija de usted está enamorada...
DOÑA IRENE.- Pues ¿no lo he dicho ya mil veces? Sí, señor, que lo está; y bastaba que yo lo dijese para que...
DON DIEGO.- ¡Este vicio maldito de interrumpir a cada paso! Déjeme usted hablar.
DOÑA IRENE.- Bien, vamos, hable usted.
DON DIEGO.- Está enamorada; pero no está enamorada de mí.
DOÑA IRENE.- ¿Qué dice usted?
DON DIEGO.- Lo que usted oye.
DON DIEGO.- Pero ¿quién le ha contado a usted esos disparates?