El Legado de Aristóteles: Exploración de su Pensamiento y su Influencia
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Contexto Histórico y Filosófico de Aristóteles
Aristóteles (Estagira, siglo IV a.C.) fue un destacado filósofo griego que estudió en la Academia de Platón durante 20 años. Aunque influenciado por Platón, se distanció de él al negar el dualismo y la existencia del mundo de las ideas. Aristóteles afirmó que la realidad es el mundo cambiante que nos rodea.
Retomó la preocupación por la physis, realizó investigaciones en biología y desarrolló una concepción teleológica, donde todo tiene una finalidad, siendo la felicidad la meta última. Fundó su propia escuela en Atenas, el Liceo, y dejó escritas numerosas obras, entre las que destacan La Metafísica, Ética a Nicómaco y La Política.
Aristóteles desarrolló dos tendencias principales: la metafísica y la científica, utilizando el empirismo como método de estudio. Es considerado el padre de la lógica y estableció distintos tipos de saberes: técnicos, prácticos y productivos. Su pensamiento influyó en autores posteriores como Tomás de Aquino, quien realizó una síntesis entre aristotelismo y cristianismo. Su cosmología y física fueron el modelo de explicación científica del movimiento de los cuerpos hasta la modernidad, con algunas aportaciones de otros como Ptolomeo.
La Antropología Aristotélica: Cuerpo, Alma y Hilemorfismo
Acerca del Alma: Evolución del Concepto
Aristóteles desarrolla su teoría sobre el ser humano y los seres vivos en su tratado Acerca del Alma. Su antropología experimenta una evolución: inicialmente influenciado por el dualismo platónico, distingue entre cuerpo y alma como entidades separadas. Luego, adopta una postura intermedia donde reconoce una dependencia mutua entre ambos. Finalmente, concibe al ser humano como una unidad sustancial compuesta de materia y forma.
El Hilemorfismo: Materia y Forma en los Seres Vivos
Para entender la concepción antropológica de Aristóteles, es fundamental comprender el esquema general del hilemorfismo. Según esta doctrina, la realidad está constituida por sustancias compuestas de materia y forma. En los seres vivos, la materia es el cuerpo y la forma es el alma. El principio hilemórfico establece que "no hay forma sin materia ni materia sin forma", por lo tanto, no puede existir cuerpo sin alma ni alma sin cuerpo, lo que implica que el alma no es inmortal en el sentido platónico. Con esta concepción, Aristóteles rompe con el dualismo de Platón.
Los seres vivos son, entonces, unidades sustanciales compuestas de cuerpo y alma. Aristóteles define el alma como el principio de vida. En la naturaleza, existen seres vivos y seres inertes; los primeros están dotados de funciones y actividades vitales que son posibles gracias al alma, que actúa como motor que activa el cuerpo.
La Teoría de las Cuatro Causas
La noción aristotélica de causa es más amplia que la concepción moderna. Mientras que hoy entendemos por causa principalmente la causa eficiente, Aristóteles considera causa a todo principio del ser, aquello de lo que depende la existencia de un ente. En otras palabras, causa es todo factor al que debemos referirnos para explicar un proceso.
Para comprender cualquier ente, Aristóteles propone analizar cuatro aspectos fundamentales o causas:
- Causa material: aquello de lo que está hecho algo.
- Causa formal: aquello que un objeto es, su esencia o definición.
- Causa eficiente: aquello que ha producido ese algo, el agente o motor del cambio.
- Causa final: aquello para lo que existe ese algo, su propósito o telos.
Aristóteles ilustra esto con el ejemplo de una escultura: si se trata de una escultura del dios Zeus hecha de bronce por un escultor para embellecer la ciudad, entonces:
- La causa material es el bronce.
- La causa formal es la forma del dios Zeus.
- La causa eficiente es el escultor.
- La causa final es embellecer la ciudad.
Las causas pueden dividirse en:
- Intrínsecas: como la causa material y la formal, que son inherentes al propio ente.
- Extrínsecas: como la causa eficiente y la final, que son exteriores al ente.
Sin embargo, en los seres naturales, aquello a lo que tienden de forma natural es la causa final, pero en este caso es intrínseca, ya que todos los seres naturales poseen una finalidad inherente según la física aristotélica. También se puede considerar la idea, imagen o boceto que el escultor tiene en mente como causa formal extrínseca.