El Legado Franquista: Análisis de las Leyes Fundamentales
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Las Leyes Fundamentales del período franquista
El 18 de julio de 1936 se inició la Guerra Civil Española. Desde entonces en España existieron dos Estados: el republicano, que se hundió al final de la guerra, y el nacional, que duró casi cuatro decenios. En la zona nacional se constituyó una Junta de Defensa. Un decreto nombró al General Francisco Franco Bahamonde, Jefe de Gobierno del Estado Español, quien asumió todos los poderes de la nación. La Administración central se distribuyó en Departamentos ministeriales.
Por Decreto de 19 de abril de 1937 se creó la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, organización intermedia entre el Estado y la Sociedad que tenía por misión “comunicar al Estado el aliento del pueblo y llevar a éste el pensamiento de aquel a través de las virtudes político-morales de servicio, jerarquía y hermandad”. El mismo Decreto disolvía las demás organizaciones y partidos políticos. El partido único era el Movimiento Nacional.
A lo largo de 30 años fueron apareciendo unas disposiciones de singular importancia que desde 1947 recibieron el nombre y categoría de Leyes Fundamentales:
- El Fuero del Trabajo (1938).
- Cortes Españolas (1942).
- Fuero de los Españoles (1945).
- Ley del Referéndum (1945).
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947).
- Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (1958).
- Ley Orgánica del Estado (1967).
La expresión Leyes Fundamentales en lugar de Constitución, reflejaba más claramente la idea de un conjunto de normas que sirven de principio y base a la organización jurídica y política de la nación. Fueron apareciendo cuando las circunstancias lo exigían o la oportunidad lo aconsejaba, no formaban un código único.
El General Franco falleció el 20 de noviembre de 1975. El sistema que había creado se apoyaba en su personalidad y autoridad, por lo que no le sobrevivió. Después de seis meses de una política vacilante, el rey Don Juan Carlos nombró Presidente de Gobierno a Adolfo Suárez con el propósito de volver a un sistema democrático. Suárez preparó un proyecto de Ley de Reforma Política que se presentaba como una nueva ley fundamental con nuevos elementos que sustituían el régimen político de Franco. El proyecto preveía la existencia de dos cámaras: Congreso de Diputados y Senado, elegidos por sufragio universal. Todo ello suponía una alteración esencial en la composición de las Cortes, un abandono del principio de la representación orgánica que se consideraba permanente e inalterable, una modificación en la estructura y funcionamiento del Consejo del Reino, la virtual eliminación del Consejo Nacional. El proyecto fue aprobado por las Cortes Españolas y sometido a referéndum de la nación, de esta manera se convirtió en la Ley de 4 de enero de 1977; con apoyo de ella se convocaron elecciones, a las que acudieron todos los partidos políticos y se eligieron unas Cortes pluralistas de signo demoliberal. La naturaleza de las Cortes era ambigua, pero en la práctica se convirtieron de manera inmediata en constituyentes.
La nueva CONSTITUCIÓN DE 1978 derogó todas las Leyes Fundamentales, incluida la de la Reforma Política.