Lenguaje, Métrica y la Trayectoria Poética de Antonio Machado
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El Lenguaje y la Métrica en la Poesía
El Lenguaje
Las ansias de armonía, perfección y belleza son las raíces de la estética poética. Esto se manifiesta en dos vertientes:
- En el sentido de la brillantez y de los grandes efectos.
- En el sentido de lo delicado, de lo delicuescente.
Así sucede con el color, desde lo más brillante (amor lleno de púrpuras y oros) hasta lo tenuemente matizado (diosa blanca, rosa y rubia hermana).
Lo mismo ocurre con los efectos sonoros, desde los acordes hasta la musicalidad lánguida o simplemente juguetona.
Se utilizan todos aquellos recursos estilísticos que se caracterizan por su valor ornamental o por su poder sugeridor (o por ambas cosas). Entre ellos, destacan:
- Abundantes recursos que potencian la musicalidad.
- Enriquecimiento del léxico con cultismos o voces de exóticas resonancias, o con adjetivación ornamental.
- Preeminencia de lo sensorial.
- Riqueza de imágenes.
La Métrica
El ansia de armonía y el “imperio de la música” conducen a un inmenso enriquecimiento de ritmos. Se suman aportaciones de los románticos, formas procedentes de Francia, se resucitan versos y estrofas antiguos, y se añaden hallazgos personalísimos.
El verso preferido es el alejandrino. La influencia francesa se debe al abundante cultivo de dodecasílabos y de eneasílabos, apenas usados en la poesía española tradicional. Los versos más consagrados son el endecasílabo y el octosílabo, entre otros.
Lo importante son las innovaciones en las estrofas. Son muchas las que se inventan o se importan. Por ejemplo: sonetos en alejandrinos, o en versos de desigual medida, o con disposiciones distintas de las rimas.
Antonio Machado (1875-1939)
Datos Biográficos
Antonio Machado nació en Sevilla en 1875. En 1883, se trasladó a Madrid. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza. Tras la muerte de su padre (1893) y su abuelo (1895), la familia atravesó dificultades económicas. Trabajó como actor teatral, pero en 1899 se trasladó a París con su hermano Manuel. Allí trabajó como traductor y entró en contacto con la vida literaria parisiense. En una segunda estancia en París (1902), conoció a Rubén Darío.
En Madrid, colaboró en la revista modernista Helios, cuyo redactor jefe era Juan Ramón Jiménez. La publicación de Soledades (1903) lo reveló como un poeta extraordinario.
En 1907 obtuvo la cátedra de Francés en el Instituto de Soria. En 1909, se casó con Leonor. Con ella pasó un año en París, pero en julio de 1911, Leonor sufrió una violenta hemoptisis y regresaron a Soria, donde ella murió el 1 de agosto de 1912. Antonio, desesperado, abandonó la ciudad y se trasladó a Baeza, aunque su corazón quedó en Soria.
En 1919, se trasladó a Segovia, donde desarrolló una intensa actividad de cultura popular. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española. En 1931, obtuvo una cátedra en el Instituto Calderón de Madrid, y más tarde pasó al Instituto Cervantes.
En Madrid le sorprendió la guerra. Partidario de la República, tuvo que trasladarse a Valencia, donde escribió en defensa de su España hasta 1938. Luego se refugió en Francia con su madre. Ambos, muy enfermos, fueron acogidos en un hotelito de Collioure. El 22 de febrero de 1939, murió el poeta. Tres días después falleció su madre.
En cuanto a su ideología y perfil humano, fue un hombre bueno, ensimismado, de sobria y honda sensibilidad. Humildísimo, rehuyó siempre los honores. Su ideal de fraternidad le llevó, en sus últimos años, a proclamaciones de corte revolucionario. Mostró hasta el final de su vida una ejemplar coherencia con sus convicciones profundas, según sus palabras, «a la altura de las circunstancias».
Respecto a su poética, Machado consideraba que la poesía es "la palabra esencial en el tiempo". Con estas palabras quería captar la esencia de las cosas, a la vez que su fluir temporal. Más adelante precisaría: "La poesía es el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo". En estas afirmaciones está la raíz de esa cálida y entrañable humanidad que impregna toda su obra.
Es indudable su arranque modernista, influenciado por el Romanticismo tardío y el Simbolismo. Machado bebió directamente del Simbolismo francés.
Soledades, Galerías y Otros Poemas
Primero apareció Soledades (1903) y luego Soledades, galerías y otros poemas en 1907. Años más tarde, recordando estos libros, Machado hablaría del magisterio de Rubén Darío.
Se observa en los poemas de la segunda edición una evolución con respecto a los comienzos machadianos. Se trata de un Modernismo intimista, con esa veta romántica que recuerda a Bécquer o a Rosalía de Castro. Machado escribe mirando hacia dentro, tratando de apresar, en un íntimo monólogo, los sentimientos universales.
Esos sentimientos giran en torno a tres temas: el tiempo, la muerte y Dios. Soledad, melancolía o angustia son los resultados de ese mirar hacia el fondo del alma. Los temas fundamentales de este libro son el paso del tiempo, la muerte y la añoranza de la infancia y de un amor más soñado que vivido.
En la visión machadiana y en el arte de Soledades, la crítica ha destacado los valores simbolistas. Motivos temáticos tan característicos de Machado como la tarde, el agua, la noria, las galerías, constituyen símbolos de realidades profundas, de obsesiones íntimas.