Leonardo Sciascia: La lucidez pesimista de un escritor siciliano
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En los años sesenta, Italia experimentó una importante renovación. Tras el sufrimiento de la guerra, el país se reconstruyó gracias al Plan Marshall impulsado por Estados Unidos. La década de 1960 marcó el auge económico, con una Italia exportadora y destacada en el diseño. En este contexto surge la figura de Leonardo Sciascia (1921-1989), un crítico contemporáneo de Pasolini y Calvino. La influencia de su Sicilia natal, Racalmuto, cerca de Agrigento, es fundamental en su obra. Sciascia, un hombre bajo, delgado e introvertido, siempre estuvo profundamente conectado con su tierra. Su sicilianidad marcó su actividad literaria, caracterizada por la prosa narrativa, la novela breve o relato largo, y la novela ensayística. Su lucidez intelectual y su pesimismo son sellos distintivos de su escritura.
La obra de Sciascia
Sciascia publicó numerosos libros que analizan la sociedad, la moral y los comportamientos, especialmente en Sicilia. También estudió a Pirandello, publicando varios libros sobre la relación entre el autor y su tierra, Pirandello y Sicilia, aportando claves para comprender las características de la obra pirandelliana. Además, se dedicó a analizar los defectos y las problemáticas de la sociedad italiana, incluyendo la mafia. Varias de sus obras han sido adaptadas al cine.
Sciascia, quien inicialmente ejercía como profesor, comenzó a publicar mientras enseñaba, para luego dedicarse por completo a la escritura. En Las parroquias de Regalpetra (1956) se encuentran en germen todos sus intereses literarios. En esta obra, el autor crea un pueblo ficticio sobre el cual establece una serie de observaciones de la vida cotidiana en la provincia y de la historia de Sicilia. A través de la investigación en archivos y documentos históricos, Sciascia establece una dimensión regeneracionista de la sociedad, donde la dimensión civil es predominante. Aplica la razón y el estudio de la historia para analizar la sociedad y proyectar el futuro.
El día de la lechuza (1961), una novela detectivesca que aborda la problemática de la mafia, permite establecer los esquemas de una sociedad y sus crímenes. Esta obra tuvo una gran repercusión nacional, especialmente en la década de 1970. Sciascia, vinculado al Partido Radical y en ocasiones al Partido Comunista, desarrolló una carrera política, llegando a ser miembro del ayuntamiento de Palermo y diputado europeo durante las décadas de 1970 e 1980.
Entre sus obras destacan Los tíos de Sicilia (1958), una colección de cuatro relatos, incluyendo El antimonio (referencia al grisú, un gas mortal que se desprende en las minas). Este relato narra la toma de conciencia de un trabajador que, al participar en la Guerra Civil Española en el bando franquista, se da cuenta de que está luchando contra sus iguales. Sciascia también mostró interés por Ortega y Gasset y la Generación del 27.
La investigación histórica en la obra de Sciascia
Con una clara vocación de investigador, Sciascia trabajó en archivos sicilianos, buscando reconstruir episodios históricos y arrojar luz sobre el pasado. De esta labor surgieron obras como El consejo de Egipto (1963) y Muerte del inquisidor (1964), esta última revisada varias veces por el propio autor.
En El caso Moro, Sciascia analiza el secuestro de Aldo Moro por las Brigadas Rojas, un hecho real que conmocionó a Italia y al mundo. Moro, figura destacada de la Democracia Cristiana, fue mantenido cautivo durante 55 días. Durante su cautiverio, Moro escribió una serie de cartas. Sciascia interpreta estas cartas, buscando descifrar su significado y comprender el contexto del secuestro.
Sciascia emerge como autor en un momento de superación del neorrealismo, pero su obra se caracteriza por una constante mirada a los archivos. Su modelo de novela policíaca trasciende los límites del género, convirtiéndose en una herramienta para la reflexión social y política.