El Levantamiento del Dos de Mayo y la Expulsión de Napoleón en España
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El Inicio de la Guerra de la Independencia (1808)
El Levantamiento del 2 de Mayo de 1808 se originó por la alarma que causó la salida de la capital de la Familia Real. Se llevó a cabo una lucha callejera contra los franceses que terminó con el aplastamiento de la resistencia popular. Durante estos sucesos, el general de Napoleón, Murat, dictó un bando en el que proclamaba su autoridad absoluta, lo cual culminó con el fusilamiento de un centenar de presos.
Posteriormente, se conocieron los Sucesos de Bayona y la renuncia de Fernando VII fue considerada obligada. José I promulgó el Estatuto de Bayona para modernizar las estructuras políticas españolas. Durante su reinado, José Bonaparte fue apoyado por los afrancesados.
Reformas del Estatuto de Bayona
- Supresión de secretarías y consejos, sustituidos por ministros.
- Abolición del régimen señorial.
- Eliminación de aduanas internas.
- Supresión de la Inquisición.
- Reducción del número de conventos.
A pesar de estas medidas, los españoles se negaron a obedecer a José I, formándose las Juntas Provinciales. Estas Juntas marcaron el inicio de la Revolución Liberal, que posteriormente daría lugar a la Constitución de 1812. La rebelión se extendió por todo el país, iniciando formalmente la Guerra de la Independencia.
Fases Militares del Conflicto (1808-1813)
Fase I: La Resistencia Inicial y la Victoria de Bailén (1808)
En la primera fase, la relación de fuerzas era muy desigual y los franceses se dedicaron a sofocar los levantamientos urbanos. A mediados de junio se inició el Sitio de Zaragoza, cuya resistencia fue organizada por el general Palafox. No obstante, el 19 de julio, los acontecimientos dieron un vuelco cuando los franceses fueron derrotados en la crucial Batalla de Bailén. Además, el ejército del duque de Wellington venció a los franceses en Lisboa.
Debido a los últimos acontecimientos, Napoleón decidió intervenir personalmente, venciendo a la resistencia en Somosierra. Madrid se rindió el 4 de diciembre de 1808. Más tarde, en enero, derrotó a los ingleses en Galicia y abandonó el país, pues la victoria parecía asegurada.
Fase II: Dominio Francés y la Guerra de Desgaste (1809-1811)
En 1809, los franceses vencieron a la resistencia y avanzaron hacia el sur. En 1810, ultimaron la conquista de Andalucía, de manera que solo resistió Cádiz, que era abastecida desde el mar por los ingleses.
Sin embargo, las tropas napoleónicas estaban lejos de vencer completamente. Aún quedaban unidades del ejército que iniciaron una guerra de desgaste en la que los franceses no conseguían dominar efectivamente el territorio. Las guerrillas, aparecidas en 1808 como unidades de paisanos armados, crecieron rápidamente, manteniendo en constante amenaza a las fuerzas de ocupación.
Fase III: La Ofensiva Aliada y la Derrota Francesa (1811-1813)
A partir de 1811, la guerra cambió de rumbo. Los franceses abandonaron Portugal tras la derrota de Torres Vedras y, meses después, Wellington avanzó por el sur y reconquistó Badajoz. Además, en la primavera de 1812, Napoleón retiró a sus mejores unidades, ya que estas eran necesarias para la guerra contra Rusia.
En julio, Wellington venció en la Batalla de los Arapiles, abriendo así el camino hacia Madrid. El 21 de junio de 1813, la Batalla de Vitoria consumó la derrota francesa. Finalmente, el 11 de diciembre, Napoleón firmó el Tratado de Valençay, por el que devolvía la corona española a Fernando VII.
Consecuencias de la Guerra
La Guerra de la Independencia tuvo profundas repercusiones tanto a nivel nacional como internacional:
Impacto Demográfico y Material
- Pérdida demográfica: Se estima medio millón de muertos.
- Daños materiales: Ciudades totalmente arrasadas e infraestructuras destruidas.
- Daños económicos: Ruina de la hacienda española y paralización de la economía.
Repercusión Internacional
La guerra española fue decisiva para la derrota napoleónica, ya que demostró la vulnerabilidad de sus tropas y desvió recursos cruciales del frente europeo.
Efecto en América
Finalmente, la ausencia de un gobierno estable en la península activó el proceso de independencia en la América española.