La Leyenda del Rey Arturo: Historia, Personajes y Legado

El Mito del Rey Arturo

Inglaterra estaba inmersa en un caos; señores feudales estaban enfrentados por quién debería ser el rey. El rey sería el que extrajera la espada Excalibur de una piedra. Un hombre humilde pero limpio de corazón lo consiguió. Era Arturo. Muchos aceptaron a Arturo como rey; otros no. Entonces empezó una guerra. Al ganarla, Arturo se convirtió en el único rey de Inglaterra.

Creó un castillo, Camelot, donde vivía y gobernaba. Había la Mesa Redonda donde estaban sus caballeros y él. Entre ellos estaba un caballero que destacaba por su valentía, lealtad y humildad: Lanzarote. Era el mejor amigo del rey Arturo y también tenía el apoyo de su mujer, Ginebra.

Durante un tiempo, todo iba bien. Gracias a ello, había prosperidad, paz y orden. Había alimento, ya que las cosechas eran abundantes y el ganado estaba sano y fuerte. Morgana, hermana del rey Arturo, tenía un alma oscura y retorcida y deseaba que hubiera un desorden en el reino; deseaba hacerse con el poder. Nadie se daba cuenta de eso, solo el mago Merlín, pero creía que no tenía poder para hacer nada.

Lanzarote y Ginebra se amaban. Un día, realizaron el acto sexual. Esto llegó a los oídos del rey y quedó en depresión. Su hermana se enteró e hizo que se acostara con él, haciéndole creer que era Ginebra arrepentida, lo cual la dejó embarazada.

Después de eso, todo iba mal. Cada día había más desorden. Los animales se quedaron estériles, los árboles no daban frutos, etc. El pueblo pasaba hambre y penurias. Cuanto más débil se hacía el rey, más fuerte se hacía su hermanastra.

Al cabo de unos años, cuando su hijo se hizo mayor, decidió que atacara Camelot. Para eso, reunió a un poderoso ejército. Los Caballeros de la Mesa Redonda estuvieron años buscando el Santo Grial. Cuando lo encontraron, se lo llevaron al rey. Al beberlo, recobró la energía. Gracias a esto, tuvo valor de perdonar a Lanzarote y Ginebra y pudo enfrentarse a Mordred y Morgana.

Se enfrentaron unos pocos caballeros, Arturo y Lanzarote, contra el ejército de su hijo. Arturo ganó y mató a su hijo con una lanza, pero Mordred también le clavó su espada, hiriéndolo mortalmente. Arturo fue trasladado a la isla de Ávalon. Hay gente que dice que él nunca murió, que reaparecerá para la batalla final.

Conclusión

El poder del rey procede directamente de Dios y que todo derecho conlleva una obligación. El rey tiene la obligación de gobernar con la ley de Dios.