Liberalismo y Carlismo en España: Evolución Política en el Siglo XIX

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El Liberalismo en España en el Siglo XIX

El liberalismo es una doctrina política impulsada por la burguesía y basada en las ideas ilustradas que, en el siglo XIX, se irán concretando y que pretende acabar con el Antiguo Régimen. Ideológicamente, la libertad es el principio más importante. En el plano social, se inspira en la igualdad, en contraposición al principio del Antiguo Régimen que se basaba en la desigualdad. El liberalismo incide sobre el derecho de propiedad, por lo que conseguir propiedad se convierte en el motor de la economía. Políticamente, se pretende conseguir la ausencia de una autoridad soberana absoluta, separando los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Se busca una soberanía nacional y un sufragio universal censitario. Las leyes serán redactadas en una constitución y habrá una monarquía parlamentaria. El liberalismo pretende la mínima intervención del Estado en la economía.

Entre 1808 y 1833, España evoluciona hacia un régimen liberal en continuas guerras y revoluciones. Tras la Guerra de la Independencia, la convocatoria de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 da los primeros pasos hacia el liberalismo. Sin embargo, con la vuelta de Fernando VII, se retorna al absolutismo, sumergiéndose nuevamente en el Trienio Liberal.

Tendencias del Liberalismo Español

El liberalismo español estaba dividido en dos tendencias principales: moderados y progresistas, junto a otros partidos como los Republicanos, la Unión Liberal y los Demócratas.

Moderados

Los moderados defienden el liberalismo doctrinario: conservador, con separación de poderes, donde el parlamento es elegido por sufragio restringido. Este liberalismo estará presente desde 1833 hasta 1868, salvo en cortos periodos, liderados principalmente por Narváez.

Progresistas

Los progresistas, liderados por Espartero, defienden el liberalismo democrático. De carácter social, aspiran a que todo el pueblo tenga derechos políticos, defienden la soberanía nacional, la separación plena de poderes y el sufragio universal. Quieren reducir desigualdades, pretenden un Estado aconfesional y promueven unas políticas librecambistas.

El Carlismo

Tras la muerte de Fernando VII, Carlos María Isidro reclama sus derechos al trono, estallando la Primera Guerra Carlista, entre los defensores de Isabel II (isabelinos) y los defensores de Carlos (carlistas), que acabó en 1839.

En este bando estaban los absolutistas más intransigentes, partidarios del Antiguo Régimen y del absolutismo. Daban importancia a la Iglesia y a los fueros. En el carlismo militaban altos funcionarios, conservadores, campesinos y artesanos. El carlismo tuvo especial incidencia en las Provincias Vascas, Navarra, Cataluña y parte de Aragón.

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