El Liberalismo en España: La Regencia de María Cristina (1833-1840)
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La Implantación del Liberalismo durante la Regencia de María Cristina
1er Periodo Moderado (1833-1835)
María Cristina (de ideología liberal) regresó del exilio. A los liberales les parecieron insuficientes las reformas administrativas de Cea Bermúdez, por lo que este fue sustituido por Martínez de la Rosa. Se produjo un Estatuto Real en 1834, que consolidó la separación del partido liberal en dos facciones: los Moderados (o doceañistas) y los Progresistas (o exaltados).
El Estatuto Real amplió la amnistía, permitiendo el regreso de liberales exiliados. Se estableció la libertad de prensa (limitada) y se restauró la Milicia Nacional, que contó con un gran número de voluntarios debido a la guerra. Se otorgó una amplia capacidad legislativa a las Cortes, con capacidad para disolverlas. Las Cortes eran bicamerales:
- Estamento de Próceres: Compuesto por miembros de la nobleza, el clero y burgueses con rentas superiores a 60.000 reales. Eran puestos de designación real y vitalicios.
- Estamento de Procuradores: Electivo, mediante sufragio censitario, muy restrictivo e indirecto (solo podían votar quienes ganasen más de 12.000 reales).
Esta reforma fue considerada conservadora e insuficiente, ya que no produjo cambios significativos, lo que decepcionó a los liberales progresistas.
El gobierno moderado no fue capaz de dirigir eficazmente la guerra contra los carlistas (Carlistas > Cristinos).
Esta situación dio lugar a la llegada de los progresistas al poder.
Periodo Progresista (1835-1837)
Este periodo estuvo marcado por revueltas urbanas, incluyendo episodios de anticlericalismo y quema de conventos. También surgieron Juntas Revolucionarias que demandaban:
- Reunión de Cortes
- Libertad de prensa
- Nueva ley electoral
- Extinción del clero regular
- Reorganización de la Milicia Nacional
- Reclutamiento para hacer frente a los carlistas
Mendizábal, jefe de gobierno (liberal progresista), tomó medidas como contribuciones extraordinarias para financiar la guerra, una ley de libertad de prensa y el famoso Decreto de Desamortización (que afectó a las instituciones de beneficencia) con el objetivo de obtener créditos extranjeros y pagar la deuda nacional. Estos decretos fueron considerados excesivamente radicales, lo que conllevó su dimisión. María Cristina intentó frenar las medidas de Mendizábal, y en el verano de 1836, el descontento progresista era notable. La Guardia Real del Palacio de La Granja se sublevó, obligando a María Cristina a otorgar el poder a los progresistas. Calatrava asumió el gobierno e impuso medidas como la supresión del régimen señorial, las vinculaciones y los mayorazgos.