La libertad individual como motor del progreso social en John Stuart Mill

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La libertad: pilar fundamental de una sociedad justa

No es libre ninguna sociedad, sea cual sea su forma de gobierno, en la cual las libertades no estén respetadas en su totalidad; y ninguna es libre por completo si no están en ella absoluta y plenamente garantizadas. La única libertad que merece este nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro propio camino, en tanto no privemos al resto del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno de nosotros es el guardián de su propia salud, sea física, mental y espiritual. La humanidad sale más beneficiada consintiendo a cada uno vivir a su manera que obligándolo a vivir a la manera de los otros.

John Stuart Mill, Sobre la libertad

Análisis del texto de John Stuart Mill

1. Ideas principales y su relación

El texto gira en torno a la idea de libertad utilitarista, la cual exige a toda sociedad, si quiere ser legítima, las condiciones de posibilidad para el libre desarrollo de las capacidades individuales, ya que, sólo en el ejercicio responsable y solidario de su desarrollo, los individuos conquistan la felicidad al tiempo que aportan a toda la sociedad el beneficio de un progreso justo y sensato.

2. Significado de términos clave

a) Libertad: Despliegue y desarrollo de las capacidades individuales de todo ser humano.

b) Guardián de su propia salud: Sólo el propio individuo es responsable de sus actos, por lo tanto, es libre de cualquier acción siempre que no perjudique las libertades básicas de los demás.

3. La visión de Mill sobre la libertad y el bienestar social

John Stuart Mill representa la culminación del pensamiento utilitarista. Su misión en la vida fue mejorar la sociedad, y se sintió con el deber de convertirse en un reformador moral. Consideraba que una sociedad justa proporciona, sin duda, las condiciones de posibilidad para la felicidad de los ciudadanos. Sin embargo, para Mill, el hito más importante del ser humano debe ser la formación de un carácter excelente. Para ello, es necesario abrirse al conocimiento vocacional y la autorrealización, y por tanto, a la consecución placentera de la felicidad personal. Esto sólo es posible con el ejercicio de la libertad individual y colectiva.

En Mill, la ética es, como para Epicuro, una manera de vivir placenteramente, al tiempo que una vida de convivencia social donde todos aportamos lo mejor de nosotros en pos del bien colectivo. Buscamos aquellos placeres superiores, propios de nuestra naturaleza y que, a diferencia de los inferiores, constituyen el objetivo de la labor humana e implican el desarrollo de las capacidades humanas más elevadas, como la cultura intelectual, los valores y la solidaridad. Sin estos placeres superiores, los inferiores pierden fuerza y sentido. La felicidad humana, dice Mill, responde a un gozo solidario que supone sujetos sociales activos en el desarrollo de sus capacidades. De esta manera, los individuos, en la búsqueda de su propia felicidad, participan en la creación de la libertad individual y colectiva, y en el progreso social.

Para Mill, la democracia es el mejor sistema político. Sin embargo, advierte que puede ocurrir que, con la excusa de ser mayoría, se acabe imponiendo a todos un pensamiento ideológico único.

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