Libertad política en Hannah Arendt: diferencias con el concepto corriente
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3. Explica el concepto de libertad política desarrollado por Hannah Arendt, considerando sus diferencias con el concepto corriente en las ideas políticas de su época. (Sobre la revolución cap. 1)
La libertad política se distingue de la libertad filosófica al ser claramente la cualidad del yo puedo y no del yo quiero. Sólo puede manifestarse en las comunidades en la medida en la que la posea la ciudadanía y no los hombres.
La libertad política es la capacidad de actuar en la misma y la capacidad plural, la intervención de los ciudadanos en política en el espacio público, común a todos los ciudadanos. El poder del pueblo no tiene limitaciones y es mucho más fuerte que el estatal por lo que el Estado cuenta con herramientas para limitarlo: contentar a los ciudadanos recogiendo sus demandas para que olviden el poder activo que tienen en la política y que parezca que sus derechos y privilegios en la sociedad los otorga el poder estatal y no la organización y acción colectiva del pueblo (utilizado por Bismark en Alemania). También reducen la participación del pueblo en política mediante gobiernos representativos para que el espacio público sea menos y las personas participen menos en política, siendo menos libres desde la perspectiva republicana de la autora.
Trata la libertad en el plano de la vida pública, desde un republicanismo que retoma la concepción de los antiguos griegos, tratando y reivindicando en público las cuestiones sociales siguiendo el camino de la virtud.
En español solo tenemos una palabra para el poder, sin distinguir el ciudadano del estatal. Pero en alemán hay dos: una se refiere a la dominación/coacción/violencia que es el poder del Estado y otra que se refiere al poder político del pueblo del que habla Arendt.
La pluralidad no es intrínseca a los humanos sino que nace de las relaciones entre ellos. La autora plantea todo lo que considera positivo como el surgimiento de algo nuevo, pues para ella eso es la revolución: la aparición de una novedad cuyo fin último es la libertad, que no liberación. Se dan cuando el pueblo se levanta y debilita el poder estatal
La libertad política reside en las acciones sociales políticas; no en ideas ni planteamientos, sino en el acto político público
Con el liberalismo el concepto de libertad cambia y pasa al plano de la vida privada, consistiendo en que se haga lo que se quiera con la propia vida privada sin que el Estado. Completamente opuesto al liberalismo (derechos recogidos en cartas, decretos, constituciones…) está el republicanismo, al que la consagración de los derechos a través de una Constitución estática no le gusta porque considera que han de redefinirse continuamente conforme pasan el tiempo y las generaciones y estas participan en el “espacio de aparición” donde se desarrolla la libertad política. Habbermas comulga plenamente con la autora.
La libertad política está ligada al poder político que nada tiene que ver con el poder estatal que mantiene el liberalismo pues este es vertical, jerárquico. Ella propone el poder asociativo u horizontal como la forma ideal de poder político pues existe una causa común de lucha que une al pueblo y lo hace fuerte. El poder asociativo es propio de las mujeres y el vertical, de los hombres, por lo que es curioso que ella recupere este modelo de organización en política, un mundo tradicionalmente masculino.
Arendt acuña el concepto de poder deliberativo como la capacidad de participar en política y tener vocación participativa para intervenir en el espacio público.
El problema de la política está en la articulación del poder del pueblo en los procesos democráticos porque la gente ha olvidado aparentemente que la democracia proviene de la lucha del pueblo contra el despotismo ilustrado mediante una revolución, lo cual conviene a la casta porque continúa beneficiándose.
En conclusión, Arendt habla de la libertad política como fenómeno ligado al plano de la acción y no de la voluntad. Ser libre y actuar son la misma cosa: eres libre mientras actúas políticamente, no antes ni después, con el objetivo de crear y cambiar el mundo cambiante según los principios que mueven a las personas y las circunstancias.