La Lírica Española del Siglo XX hasta 1939: Modernismo y Generación del 98

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La poesía lírica española abarca dos épocas delimitadas por la Guerra Civil (1936-1939). Antes de la guerra suceden movimientos renovadores, como el Modernismo y la Generación del 27, que intentan aproximarse a las tendencias artísticas desarrolladas en el resto de Europa desde finales del siglo XIX y constituyen la Edad de Plata de nuestra literatura.

El Modernismo

El Modernismo es un movimiento literario protagonizado por poetas españoles e hispanoamericanos que, tras el desastre de 1898, pretenden evadirse de aquella realidad circundante, entregándose en exclusiva a una renovación estética, a una profunda reforma del lenguaje poético, como una reacción contraria al Realismo decimonónico.

Para esta renovación, los modernistas cuentan con influencias de las tendencias francesas del Parnasianismo (marcado por un esteticismo basado en la perfección formal, “el arte por el arte”) y del Simbolismo (donde la poesía debe sugerir una “realidad misteriosa” a través de símbolos, con los que se expresa el poeta).

Entre los temas más tratados se observan dos amplias directrices, que confluyen a menudo:

  • La exterioridad sensible: de la que se captan sensorialmente paisajes reales, lugares idílicos y fantásticos, espacios exóticos o bohemios, con la presencia de lagos, góndolas, cisnes, princesas...
  • La interioridad del poeta: marcada por el padecimiento íntimo del poeta, que recuerda el sufrimiento romántico, por medio de los síntomas evidentes de la soledad, la tristeza, la melancolía, la nostalgia, el otoño, el crepúsculo, lo nocturno. El predominio de esta vertiente temática, más personal, recibe la denominación de Modernismo intimista.

Los autores del grupo del 98 preferirán temas como la preocupación por España o las preocupaciones existenciales (sentido de la vida humana, el tiempo, la muerte…) con un estilo más sobrio y menos brillante.

Formalmente, la nueva estética se caracteriza por el afán de innovación (muy notable en el terreno de la métrica), la originalidad y la búsqueda de la perfección formal.

Autores Modernistas

En la nómina modernista sobresalen autores que cultivan el verso (en poemas y en obras teatrales) y, de modo excepcional, la prosa (con carácter de prosa poética):

  • Como precursor se sitúa el malagueño Salvador Rueda.
  • El maestro y guía de esta tendencia es el poeta nicaragüense Rubén Darío, que fue quien lo difundió en España (Azul, Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza).
  • Los representantes más significativos del movimiento son Manuel Machado, Ramón María del Valle-Inclán (más importante por su obra narrativa y dramática), Antonio Machado y el novecentista Juan Ramón Jiménez, aunque los tres últimos solo en una primera época.

Antonio Machado

Antonio Machado es el principal representante del Modernismo simbolista. Su primera obra, Soledades, galerías y otros poemas, reflexiona acerca del paso del tiempo y la muerte, dos temas constantes en el poeta sevillano. En su segunda obra, Campos de Castilla, junto a los anteriores, aparece el tema de España, además de una serie de poemas dedicados a su mujer, Leonor, antes y después de su temprana muerte.

Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez se inicia en la estética modernista (Arias tristes, Sonetos espirituales), para ir fraguando a lo largo de su vida un estilo esencial y propio. El poeta entiende la escritura como una búsqueda constante de la belleza y de la perfección, de ahí que reescriba permanentemente su obra. Por otra parte, concibe la poesía como una forma de conocimiento, esto es, como un medio para analizar y entender la realidad. El deseo de eternidad es otro de sus temas constantes. Diario de un poeta recién casado y Dios deseado y deseante son algunas de sus obras fundamentales.

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