Literatura Infantil Española: Evolución Histórica y Autores Destacados

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Literatura Infantil Española: Evolución Histórica

Siglos XVI y XVII

La literatura episódica, inspirada en el Lazarillo de Tormes, presenta un protagonista infantil.

El libro de caballerías Amadis de Gaula y el poema épico La Araucana, dedicado a las luchas entre españoles e indios, son obras de este periodo.

Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, es la gran obra cumbre de la literatura española, con un protagonista que enloquece por leer novelas de caballerías.

Los pastores de Belén, de Lope de Vega, es un poema dedicado a su hijo, con escenas sobre la Virgen y coloquios de pastores.

Las mocedades del Cid, de Guillén de Castro, es un romance extraído de un cantar de gesta, atribuido al público infantil.

Deleitar aprovechando, de Tirso de Molina, incluye auto sacramentales, narraciones morales y vidas de santos, no siendo una obra infantil.

Góngora escribe poemas líricos de metro corto, como Hermana marica, que parecen dedicados a los niños.

Cosme Gómez de Tejada y José de Valdivieso escriben villancicos en los siglos XVI y XVII.

Siglo XVIII

Introducción

. Los filósofos del siglo XVIII consideran que el niño merece una literatura especial. Ven al niño como un adulto en miniatura. La finalidad sigue siendo didáctica, pero los ejemplarios consejos y enseñanzas de otros tiempos van a ser más apropiados a lo infantil, y así lo han hecho los franceses e ingleses que nos han precedido en ese interés por la infancia.

Autores. Los autores que priman en este siglo son los fabulistas Iriarte y Samaniego. Escribían para los niños, pero sus fábulas literarias terminan siempre en una moraleja. Se intenta educar al niño dedicándoles las fábulas, pero, sobre todo, a jóvenes que pretenden escribir como adultos. Les critican el defecto de querer ser mayores antes de serlo.

Las fábulas son breves, sencillas y fáciles de aprender y se podrían considerar poesía didáctica. En aquella época, era lo que se le daba al niño porque no había otra cosa. Les gustan a los niños únicamente por los personajes animales. Un ejemplo de fábula de Iriarte es “El burro flautista.” El otro gran fabulista es Samaniego, en la línea de Iriarte, pero se muestra un deseo de agradar a los niños y adaptarse a la psicología infantil y toman como modelos a los fabulistas griegos (Esopo), romanos (Fedro) y franceses (La Fontaine). Un ejemplo de obra de Samaniego es “La zorra y las uvas.”

Las aleluyas y las aucas. Son el origen de la literatura verdaderamente infantil. Además, con las aleluyas y las aucas, la fórmula de deleitar aprovechando se inclina más al deleite por primera vez. Representan la vertiente popular del siglo XVIII. Las aleluyas resultan mucho más fáciles y atractivas para la infancia que las fábulas, ya que resultan de fácil comprensión y parecen brotar espontáneamente.

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