La Literatura Neoclásica Española: Razón, Didactismo y Reforma en el Siglo XVIII
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El Neoclasicismo: La Era de la Razón y las Luces
El siglo XVIII también se conoce como el Siglo de las Luces o la Ilustración, debido al interés por el conocimiento y el culto a la razón que impulsaron actividades científicas y la fundación de organismos que favorecieron el desarrollo de diversas áreas del saber, como la Real Academia Española (RAE).
Contexto Social y Cultural del Siglo XVIII
El siglo XVIII es para la historia española una etapa de autocrítica y revisión, ejercida por los ilustrados, caracterizados por el deseo de regenerar el país a través de la educación.
Los artistas ilustrados abordaron temas relacionados con la ciencia y la educación. Los avances científicos mejoraron las condiciones de vida, lo que aumentó el optimismo y la confianza en los recursos del país. Este hecho provocó la demanda de un arte de evasión que reflejara una visión idealizada de la realidad. Sin embargo, los ilustrados no siempre fueron bien entendidos y sus proyectos se entendieron como un desprecio a lo tradicionalmente español y fueron rechazados. Por ello, adoptaron en sus creaciones una actitud crítica y amarga, tratando temas más personales, lo que sentó las bases de los principios del Romanticismo.
La Poesía Neoclásica
La poesía neoclásica combinó temas de la antigüedad grecolatina con temas didácticos. Predomina la sencillez y la claridad. En la métrica se emplean estrofas tradicionales y también el romance y los villancicos, recuperando así la poesía popular.
Autores Destacados:
- Tomás de Iriarte (1750-1791)
- Juan Meléndez Valdés (1754-1809)
La Prosa Ilustrada
Las memorias, los informes, el ensayo y la carta fueron los tipos de texto más representativos en el siglo XVIII. Los ilustrados los emplearon con el fin primordial de mejorar la naturaleza del ser humano. Abordaron temas científicos, pedagógicos, filosóficos y económicos.
Autores Destacados:
- Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1810)
- José Cadalso (1741-1782)
Las Fábulas Neoclásicas: Didactismo y Entretenimiento
Las fábulas son un claro ejemplo de la doble intención que debía tener la literatura para los neoclásicos: utilidad y deleite. Suelen estar escritas en verso con una métrica sencilla. Presentan una breve narración humorística con una conclusión didáctica.
Ejemplo Notable:
- Tomás de Iriarte (1750-1791): El burro flautista
El Teatro Neoclásico: Reforma y Didactismo
Los ilustrados rechazaron el teatro barroco y propusieron crear uno con tragedias y comedias clásicas, con la finalidad de educar al pueblo. Para ello, utilizaron la regla de las tres unidades:
- Unidad de acción: Una sola trama principal, sin subtramas.
- Unidad de tiempo: La acción transcurre en un máximo de 24 horas.
- Unidad de lugar: La acción se desarrolla en un único espacio.
Leandro Fernández de Moratín: El Gran Reformador Teatral
Leandro Fernández de Moratín propone acabar con la escasa educación de las mujeres o los matrimonios de conveniencia. En obras como La comedia nueva o El café, Moratín aborda estos temas con el propósito de reformar las actitudes y valores sociales vigentes. Su obra más conocida es El sí de las niñas, escrita en prosa y que respeta rigurosamente la regla de las tres unidades.