El Luteranismo: Orígenes, Doctrina y Expansión Histórica

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El Luteranismo: Orígenes, Doctrina y Expansión

La Reforma Protestante, iniciada por Martín Lutero, marcó un punto de inflexión en la historia de Europa. En 1517, Lutero, un monje agustino y profesor de teología, clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg, en Alemania. Estas tesis criticaban vehementemente al papado y a ciertas prácticas de la Iglesia Católica, lo que generó críticas que quebrantaban el cristianismo de la Europa occidental.

Críticas de Lutero a la Iglesia Romana

Lutero no estaba de acuerdo con las riquezas acumuladas por el clero romano ni con la decisión del Papa de vender indulgencias, definidas como el "perdón de los pecados a cambio de dinero", con el fin de financiar la construcción de la nueva basílica de San Pedro. Aunque Lutero inicialmente defendía a la Iglesia, fue declarado hereje por el Papa León X. Sin embargo, contó con el apoyo de varios príncipes alemanes, quienes le permitieron seguir difundiendo su doctrina hasta su muerte.

Principios Teológicos del Luteranismo

La doctrina de Lutero se fundamentó en varios pilares clave:

  • Proclamó la salvación por la fe del creyente y no por sus acciones (la doctrina de la Sola Fide).
  • Negó la autoridad del Papa como representante de Dios en la Tierra.
  • Se opuso a la intermediación sacerdotal, defendiendo una relación directa entre el creyente y Dios.
  • Defendió la libre interpretación de la Biblia por parte de cada individuo.
  • Como sacramentos auténticos, reconoció únicamente el bautismo y la Eucaristía.
  • No aceptaba el culto a la Virgen María ni a los santos, ni la veneración de reliquias o el celibato clerical.

Además, Lutero sostenía que ningún eclesiástico podía tener una autoridad mayor que la de los príncipes y reyes laicos. Esta postura le aseguró el crucial apoyo de los príncipes alemanes, quienes veían en la Reforma una oportunidad para separarse de la autoridad papal y secularizar los bienes de la Iglesia.

División y Expansión del Luteranismo

La sociedad alemana se dividió entre aquellos que se mantuvieron fieles a la nueva doctrina y los que permanecieron católicos. A los primeros se los llamó reformadores y a sus seguidores, protestantes. La conversión de numerosos príncipes alemanes fue un duro golpe para Carlos V, emperador católico y defensor acérrimo de la Iglesia. Este intento de unificar el Imperio bajo una única fe derivó en una serie de conflictos que finalizaron con la firma de la Paz de Augsburgo en 1555. Este tratado otorgó a los príncipes el derecho de elegir la religión de sus territorios (Cuius regio, eius religio), obligando a sus habitantes a adoptarla.

El luteranismo se expandió rápidamente por Alemania, Escandinavia y los países bálticos, pasando a ser el patrimonio religioso y político de la nobleza en estas regiones.

La Sublevación de los Campesinos

En este contexto de efervescencia religiosa y social, Thomas Müntzer, un predicador protestante radical, lideró una sublevación de campesinos. Müntzer proponía la liberación de los pobres y la instauración de una igualdad social y económica entre los creyentes, movilizando a más de 300.000 campesinos. Sin embargo, Lutero, distanciándose de las interpretaciones radicales de su doctrina que algunos veían como un llamado a la revolución social, condenó enérgicamente la sublevación. Justificó la represión contra los campesinos en armas e incluso alentó a los príncipes a "matar al enemigo para salvar el alma", priorizando el orden social y la autoridad establecida sobre las demandas de los sublevados.

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