La Madurez Lectora y el Aprendizaje Precoz de la Lectura
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La Madurez Lectora y el Aprendizaje Precoz
Concepto de Madurez Lectora
Madurez lectora: estuvo muy de moda en los años 60/70 y se entendía como “el momento óptimo para iniciar el proceso de la lectura después de haber superado ciertos niveles de desarrollo”. Estos niveles eran los que se llamaban elementos básicos que se conseguían con actividades de prelectura y preescritura, esos elementos eran:
- Conceptos espaciales (aquí, allí, este, ese, aquel, cerca, lejos…).
- Conceptos temporales (ahora, después, ayer, hoy, mañana…).
- Ejercicios sensoriales (discriminación auditiva y discriminación visual).
- Actividades de motricidad gruesa y sobre todo de motricidad fina.
- Aumentar experiencias y vocabulario.
Se consideraba que hasta los 6 años no se había alcanzado estos niveles de desarrollo, de aquí que la madurez lectora se establecía a partir de los 6 años.
Cambios en la Concepción de la Madurez Lectora
Esta situación cambia a partir de los años 80 debido a los siguientes factores:
- Aparición y éxito del libro de Doman, titulado “Cómo enseñar a leer a su bebé”, donde defiende que los niños pequeños son capaces de aprender cualquier cosa si se la explicamos correctamente. Concretamente, dice que, a partir de los 2 años, se puede empezar ya la enseñanza y el aprendizaje de la lectura.
- El éxito de las ideas de Vygotsky, que defiende la importancia de la lengua y de la lectura para el desarrollo de la inteligencia.
- El concepto de andamiaje de Brunner que consiste en que los niños, ayudándoles, pueden llegar a grandes logros.
En definitiva, el concepto de madurez desaparece y se sustituye por aprendizaje precoz de la lectura, que consiste en defender, en afirmar, que los niños antes de los 6 años pueden empezar a leer y deben hacerlo siempre que reúnan los siguientes prerrequisitos:
- Buen dominio del lenguaje oral.
- Que no presenten problemas de lenguaje.
- Que comprendan la función simbólica del lenguaje escrito.
- Que estén motivados, que tengan interés por leer y escribir.
Cuando se cumplen tales requisitos, psicólogos y pedagogos están de acuerdo en que hay que empezar el proceso de enseñanza de la lectura, siempre antes de los 5/6 años. No hay razones para retrasar la enseñanza hasta los 6 años, es decir, para dejarla a los profesores de Educación Primaria. La edad precisa no es fácil establecerla, pues depende de una serie de factores como son: conocimientos y experiencias que haya tenido cada niño, condiciones ambientales de lectura y escritura que vea en su casa, de la organización del aula en donde se encuentre el alumno, por ejemplo el número de alumnos que haya en clase, no es lo mismo trabajar con 15 o con 25, de la homogeneidad de los alumnos, depende del maestro, si es motivador o no, depende del método que emplee el maestro, por lo cual no es fácil encontrar la edad determinada. Por regla general, se aconseja empezar a los 4 años, hasta los 5 mostrándoles algunos aspectos de la lectura.
La Doble Articulación del Lenguaje Humano
El lenguaje humano es doblemente articulado, es decir, tiene una primera articulación y una segunda articulación. La primera articulación se refiere a que el lenguaje humano está dotado de elementos mínimos dotados de significación, que se llaman monemas, que se dividen a su vez en lexemas o raíces, dotados de significación léxicas y morfemas. La segunda articulación se refiere a que esos elementos mínimos dotados de significación se dividen a su vez en unidades más pequeñas, pero en este caso no significativas, que no tienen significación, que son los fonemas (a los fonemas también se les puede llamar unidades de la segunda articulación, no tienen significación, pero sí carácter distintivo).
El Método Onomatopéyico
El método onomatopéyico que consiste en relacionar cada sonido consonántico con una onomatopeya. Dentro del método onomatopéyico, el más famoso es llamado método Sanabria, de una profesora que inventó el onomatopéyico para enseñar la lectura a personas mayores y luego se adaptó para niños.