Maestros del Barroco: Pintura Flamenca y Holandesa del Siglo XVII
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Pintura Barroca en el Siglo XVII: Escuelas Flamenca y Holandesa
En el siglo XVII, los Países Bajos se dividieron en Flandes (católico y bajo dominio español) y Holanda (calvinista e independiente del dominio español tras una larga lucha). Esta división geográfica y religiosa dio origen a dos de las corrientes pictóricas más influyentes del Barroco europeo: la Escuela Flamenca y la Escuela Holandesa.
La Escuela Flamenca: El Esplendor del Barroco Católico
La pintura flamenca del siglo XVII se caracterizó por su dinamismo, riqueza cromática y la influencia de la Contrarreforma católica. Sus obras, a menudo de gran formato, reflejaban la opulencia y el fervor religioso de la época.
- Pedro Pablo Rubens (1577-1640): Considerado el mejor pintor flamenco, Rubens estableció en Amberes un taller de gran éxito. Su obra es muy extensa, destacando por su extraordinario colorido, composiciones llenas de dinamismo y complejidad, con personajes musculosos y desnudos femeninos sensuales y nacarados. Junto a los retratos, sobresalen obras como El Descendimiento, La adoración de los Reyes Magos, El jardín del amor y Las tres Gracias (estas tres últimas en el Museo del Prado).
- Anton Van Dyck (1599-1641): Discípulo de Rubens, fue nombrado pintor de cámara por Carlos I de Inglaterra. Creó el tipo de retratos de corte: personajes de cuerpo entero, en pose, con manos delgadas, elegantes y refinados, destacando la gran calidad en las telas y joyas. Fue un gran colorista, utilizando azules, grises y rojos de manera magistral.
- Jacob Jordaens (1593-1678): Pintó temas de género, como El rey bebe, obras alegres y satíricas que reflejan la vida cotidiana con un toque festivo.
La Escuela Holandesa: El Realismo de la Burguesía Protestante
La República Holandesa fue una nación rica y próspera en el siglo XVII, con una economía basada en el comercio. Experimentó un gran auge pictórico. Orgullosa de su recién conseguida independencia, la burguesía calvinista invirtió en cuadros, generalmente de pequeño formato, para decorar sus casas con géneros realistas que reflejaban su realidad cotidiana. Los pintores, en lugar de trabajar por encargo, comenzaron a producir "para el mercado". Los temas preferidos fueron retratos, paisajes (marítimos, urbanos o rurales), interiores domésticos y bodegones. La pintura religiosa desapareció y la mitológica fue muy escasa.
- Frans Hals (1584-1666): Fue especialista en retratos corporativos, con personajes alegres, comiendo y conversando en torno a una mesa. La iluminación era natural y el colorido, rico, aplicado con pinceladas sueltas. Sus obras más conocidas son Los oficiales de la compañía de San Jorge, Las regentes del asilo y La Gitana.
- Rembrandt van Rijn (1606-1669): Es la máxima figura de la Escuela Holandesa y un genio universal. Nacido en Leiden, se instaló en Ámsterdam, donde recibió la influencia de Caravaggio. Llevó una vida feliz, convirtiéndose en retratista de prestigio y de considerable riqueza hasta 1642, año en que murió su esposa y se inició una época difícil para el pintor; arruinado, pasó su vejez aislado y en la miseria. Rembrandt es conocido como el pintor de la luz. Su técnica tenebrista lograba zonas de penumbra dorada frente a otras fuertemente iluminadas, creando una atmósfera mágica y poética. El dibujo perdía importancia frente al color, que era muy rico, lleno de matices, aplicado con pinceladas anchas, espontáneas y pastosas. Su obra abarca los más diversos géneros: paisajes, naturalezas muertas (El buey desollado), temas mitológicos, escenas religiosas (Cena de Emaús) y retratos, tanto individuales (Saskia, numerosos Autorretratos), como colectivos (La lección de anatomía del doctor Tulp, Los síndicos de los pañeros y La ronda de noche, su obra maestra). Realizó también magníficos grabados al aguafuerte. En su obra, realizó una profunda reflexión sobre la condición humana, preocupado por captar el universo interior del hombre, lo invisible. Para él, el verismo y la sinceridad tenían más importancia que la belleza clásica. Ha ejercido una enorme influencia.
- Jan Vermeer (1632-1675): Es el segundo en fama de los grandes pintores barrocos holandeses. Se sabe poco de Vermeer, salvo que vivió en Delft hasta que murió a los 43 años. Su obra es escasa, pero llena de originalidad. Pintó interiores domésticos, llenos de calma y serenidad, en sencillas composiciones con una o dos figuras, generalmente mujeres; la luz clara y fría daba volumen a las figuras y jugaba con los colores en exquisitas vibraciones. Destacan La lechera, La encajera, La carta y un único paisaje, Vista de Delft, una maravillosa y serena visión de su ciudad, considerado el primer cuadro impresionista de la pintura.
Entre los pintores paisajistas holandeses, también destacan Meindert Hobbema y Jacob van Ruisdael.