Maestros de la Escultura Griega: Praxíteles, Lisipo y la Evolución del Canon

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Innovaciones en la Escultura Griega del Clasicismo Tardío

Praxíteles: La Curva y la Humanización de los Dioses

Praxíteles acentuaba el contrapposto curvando de forma acusada el cuerpo (la curva praxiteliana), que queda en posición inestable, y ofrecía distintos puntos de vista. Presentaba a los dioses en actitudes ensimismadas y anecdóticas, sin heroísmo ni majestad, como también aparecen en la literatura de la época.

Obras Clave de Praxíteles

  • Venus de Cnido: Ofreció de forma deliberada una imagen sensual del cuerpo femenino, que aparece por primera vez desnudo, presentado como si fuera una escena doméstica. La diosa no surge de la espuma del mar, sino saliendo del baño.
  • Apolo Sauróctono: El dios de la luz aparece como un muchacho que, de forma indolente y humorística, mata en vez de un dragón, un lagarto, símbolo de las tinieblas.
  • Hermes con Dioniso niño: Hallado en Olimpia, es seguramente un original de Praxíteles. Presenta al dios mensajero jugando con Dioniso en una escena tierna con un sabio juego de miradas y gestos que crea complicidad entre las dos figuras y acentúa su carácter conmovedor.

Lisipo: El Nuevo Canon y el Desarrollo Espacial

Lisipo retomó las preocupaciones de la escultura clásica, en especial la definición de las proporciones correctas o canon. Este, que desde Policleto había quedado establecido en siete cabezas para la altura total del cuerpo, Lisipo lo alargó hasta ocho cabezas.

Además, llevó hasta sus últimas consecuencias el desarrollo espacial de la escultura que los autores del siglo anterior habían comenzado a investigar, colocando elementos en escorzo. Así marcaba la profundidad y presentaba de una forma mucho más viva nuevos puntos de vista.

Características y Obras de Lisipo

El Apoxiómeno, un atleta que tras el ejercicio se retira de la piel el polvo y el aceite con un estrigilo, es, como las esculturas de Policleto o Mirón, una excusa ideal para plasmar estas novedades.

Lisipo también se interesó por la expresión de los sentimientos y la búsqueda de una belleza más sensual. Se le atribuyen algunas obras en esta línea, como la Venus de Milo, por la sinuosidad de las curvas y el movimiento, oculto por los paños.

La tradición le atribuye también varios retratos de Alejandro Magno en los que plasmó el heroísmo y el aura divina que ya le envolvieron en vida.

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