La Manifestación del Reino: Milagros, Curaciones y la Eucaristía en la Vida de Jesús
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Sentido Profundo de los Milagros y las Curaciones de Jesús
Jesús realizó a lo largo de su vida acciones entendidas como milagros. (El concepto de milagro no puede calibrarse desde nuestra comprensión actual). Estos milagros son signos de la presencia del Reino; a los milagros de Jesús también se les llama signos. Son signos de que el Reino de Dios está llegando a las personas y su actuación es inminente. Cuando Jesús realiza milagros, como la curación del paralítico, lo que hace es mostrar lo que el Reino de Dios significa, es decir, que la salvación llegó para los enfermos. Según Dios, el Reino es como un banquete, donde hay para todos y de sobra, donde se comparte y se vive la fraternidad. No somos conscientes de ello y, por eso, pensamos que no existen, ya que no lo vemos. Jesús hace signos maravillosos y, después de realizar un milagro, no quiere que se divulgue. Según la Biblia, los milagros son acontecimientos sorprendentes que el creyente interpreta como señal de acción salvadora.
Por lo que se refiere a las curaciones, Jesús decía a la persona que curaba: «Tu fe te ha curado; todo es posible para Dios». El hombre enfermo tiene fe y, cuando cree, puede curarse. La fe es el convencimiento de que algo puede y ha de suceder porque es bueno y ha de triunfar sobre el mal. En las curaciones no solo se necesita ayuda física, sino que también se necesita de nuestra alma y nuestra fe. Para concluir, podemos decir que Jesús tenía un único motivo para curar: la compasión. Jesús quiere liberar a la gente de su sufrimiento. Estaba completamente convencido de que esto podía hacerse. El éxito milagroso de sus esfuerzos hay que atribuirlo al poder de su propia fe. Jesús no vino para hacer milagros, sino para despertar la fe.
La Eucaristía en Relación con las Comidas de Jesús
Jesús comió con prostitutas, pecadores y publicanos. Estas comidas son también signo del Reino de los Cielos. Podemos decir que estas comidas son una parábola viva. Comiendo con los marginados, Jesús muestra el amor incondicional de Dios.
La Última Cena de Jesús, en la que él, ante su muerte inminente (prevista y asumida), se despidió de los pocos que todavía creían en su palabra y le seguían (pues la mayoría ya le había abandonado), es la quintaesencia de lo que fue su mensaje y su vida. En la reiteración de esa última comida, en ese banquete, se condensa el significado de sus comidas anteriores, de las que nadie era excluido. Jesús mostraba cómo era Dios: que acoge con su amor a todos, también a los pecadores.
La Última Cena representa la Eucaristía, y Jesús representa el pan para todos, entregándose al mundo. No es un banquete grandioso, sino que Jesús es la sangre y el cuerpo de Cristo. El cordero simboliza el sacrificio de Jesús para rescatarnos de la muerte eterna. Cristo es representado mediante la figura de un cordero. El pan simboliza el sacrificio de Jesús, que se ofrece como alimento del hombre. El Santísimo Sacramento, en su doble aspecto de Sacramento y Sacrificio de la Misa, es aquel en el cual Jesucristo está realmente presente bajo las especies de pan y vino. El vino simboliza la sangre de Jesús.