Manifiesto de Manzanares: Origen, Contexto y Consecuencias del Bienio Progresista
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Este documento es de fuente primaria, ya que su autor es coetáneo a los hechos que relata. Por su naturaleza, es un texto político en forma de proclama. El general O'Donnell expresa su voluntad de modificar el estado de cosas existente, aunque sin desplazar a la institución monárquica. Fue firmado por el general O'Donnell, pero redactado por Cánovas del Castillo, figura clave de la política española del siglo XIX. Fechado el 7 de julio de 1854, se enmarca en el contexto histórico del Bienio Progresista. Es de carácter público y está dirigido a toda la nación, con el objetivo de que se levante en armas y apoye la sublevación militar.
Contexto Histórico
El texto se sitúa dentro del reinado de Isabel II, específicamente durante el Bienio Progresista (1854-1856). Este manifiesto surge tras una década de gobierno moderado, caracterizado por un régimen conservador y autoritario.
Objetivos del Manifiesto
Los revolucionarios no buscaban derrocar la monarquía ni a la reina, a diferencia de otros movimientos europeos. Su objetivo era acabar con la corrupción de las camarillas, grupos de presión cercanos a la reina que defendían intereses de banqueros y políticos corruptos.
La Década Moderada
Durante la década moderada, el gobierno se basó en las camarillas y la alianza de la corona con los moderados. Se implantó la constitución de 1845, que priorizaba el orden sobre la libertad, la propiedad y el centralismo administrativo, limitando los derechos de 1837.
La Doble Conspiración
El contexto histórico del manifiesto está ligado a los últimos gobiernos autoritarios del partido moderado y la llegada al poder del general Espartero en 1854. La situación de autoritarismo, corrupción y debilidad política provocó una doble conspiración: una militar liderada por O'Donnell y otra civil planificada por progresistas y demócratas.
En junio de 1854, O'Donnell se sublevó y se enfrentó a las tropas gubernamentales en la batalla de Vicálvaro. Tras un resultado incierto, los conspiradores se reunieron en Manzanares para redactar el Manifiesto, buscando extender la revolución a los sectores progresistas. La rebelión se extendió a ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, lo que llevó a la reina Isabel II a llamar al general progresista Espartero para formar gobierno, dando inicio al Bienio Progresista.
Consecuencias del Bienio Progresista
El levantamiento, inicialmente liderado por políticos y militares, fue protagonizado en las calles por las clases populares organizadas por los progresistas, quienes finalmente obtuvieron el poder.
Se retornó al sistema político de 1837 y se estableció la constitución de 1856, de carácter progresista, aunque no llegó a promulgarse. Se realizaron reformas económicas, como la Desamortización de Madoz y el librecambismo, que no tuvieron gran éxito. Esto generó conflictividad, alza de precios y revueltas obreras y campesinas, que fueron reprimidas hasta que O'Donnell sustituyó a Espartero, poniendo fin al Bienio Progresista.