Marx: Infraestructura, Superestructura y la Transición al Comunismo
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El Funcionamiento del Estado según Marx
En toda sociedad, según la teoría marxista, podemos distinguir una infraestructura y una superestructura.
Infraestructura: La Base Material
La infraestructura está formada por la base económica de la sociedad, compuesta por:
- Fuerzas productivas
- Relaciones de producción
Fuerzas Productivas
Las fuerzas productivas son los elementos con los que cuenta la sociedad para producir riqueza. Incluyen:
- Los medios de producción (tierra, herramientas, fábricas, tecnología).
- La fuerza de trabajo (los propios trabajadores y sus habilidades).
Relaciones de Producción y Lucha de Clases
Las relaciones de producción indican qué papel tiene asignado cada persona o grupo social dentro del proceso productivo y cómo se distribuye la riqueza generada. Determinan la estructura de clases de la sociedad. Históricamente, según Marx, ha existido una dinámica de producción con una clase dominante (propietaria de los medios de producción) y una clase explotada.
Estas relaciones de producción pueden volverse contradictorias cuando las fuerzas productivas se desarrollan y entran en conflicto con las relaciones existentes. Entonces, empiezan a aparecer nuevas formas productivas, mientras otras dejan de ser válidas. Detrás de esto hay un proceso dialéctico, que se puede reducir a la lucha de clases sociales. Para Marx, la lucha de clases es el verdadero motor del cambio histórico.
Superestructura: Ideas e Instituciones
La superestructura está formada por todas las instituciones y formas de conciencia que se erigen sobre la base económica (infraestructura) y que no pertenecen directamente a ella. Incluye aspectos como:
- El Estado y sus aparatos (gobierno, ejército, policía).
- El Derecho.
- La Cultura.
- El Arte.
- La Moral.
- La Religión.
- La Filosofía.
Superestructura Ideológica y Legitimación
La superestructura ideológica abarca todo lo que tiene que ver con el ámbito de las creencias y las ideas. Marx sostiene que la ideología dominante, generada o adoptada por la clase dominante, ofrece una visión distorsionada de la realidad (falsa conciencia) que sirve para justificar un sistema social injusto, es decir, para legitimar el orden establecido. Es la infraestructura (la base económica y las relaciones de clase) la que condiciona fundamentalmente las ideologías. Difícilmente se cuestionará algo que está ideológica o religiosamente justificado por el sistema imperante.
En el capitalismo, la ideología liberal (con su énfasis en la propiedad privada, el mercado libre y la igualdad formal ante la ley) cumple esta función legitimadora del sistema.
Crítica a la Religión
Para Marx, la religión, como parte de la superestructura ideológica, cumple varias funciones sociales dentro de un sistema de explotación:
- Sirve para atemorizar a los individuos y permite controlar a la sociedad mediante normas y dogmas.
- Ofrece consuelo ante el sufrimiento terrenal, prometiendo una compensación en una vida futura, desviando así la atención de las causas reales de la miseria y la necesidad de cambiar la situación presente. Marx la describió famosamente como "el opio del pueblo".
Los orígenes de la religión se encuentran en la miseria humana real. Es como una "guirnalda de flores" que adorna las cadenas que someten a los trabajadores, haciendo más soportable su opresión. Las condiciones materiales de existencia (la infraestructura) generan las condiciones para que los productos ideológicos, como la religión, sean aceptados y justificados por las masas oprimidas.
La Revolución Proletaria
Contradicciones del Capitalismo
El sistema capitalista, según Marx, lleva en sí mismo las semillas de su propia destrucción, por lo que caerá debido a sus contradicciones internas.
Los capitalistas, para vender sus productos y acumular capital, entran en una competencia feroz. Para disminuir el precio de venta y aumentar las ganancias, buscan constantemente disminuir los costes de producción, principalmente mediante la extracción de plusvalía (el valor creado por el trabajador por encima del valor de su fuerza de trabajo, que no se le remunera y del que se apropia el capitalista). Las empresas que no adopten estas medidas o no puedan competir eficientemente tenderán a desaparecer.
Se lleva a cabo un proceso inevitable de concentración productiva (menos empresas, pero más grandes) y centralización del capital, lo que eventualmente puede llevar a crisis periódicas de sobreproducción y a una polarización social creciente entre una burguesía cada vez más reducida y rica, y un proletariado cada vez más numeroso y empobrecido.
El Camino hacia el Comunismo
Marx entiende que este proceso final del capitalismo, marcado por sus crisis y la agudización de la lucha de clases, es lo que inevitablemente llevará a la revolución social y, finalmente, al comunismo.
En la sociedad comunista futura reinará la libertad y la igualdad real. Se eliminará la propiedad privada de los medios de producción (fábricas, tierras, máquinas). Para esto, los medios de producción deben pasar a ser propiedad colectiva, controlados democráticamente por los trabajadores asociados.
Esto implica la desaparición de las clases sociales y, por tanto, el fin de la lucha de clases y de la dialéctica histórica basada en ella. A partir del comunismo, ya no habría más antagonismos de clase que impulsaran cambios revolucionarios de la misma manera.
La Sociedad Comunista
Igualdad y Gestión de la Riqueza
Marx no entiende la igualdad en un sentido abstracto o simplista de que todos tengan que vivir exactamente igual o recibir lo mismo independientemente de su contribución o necesidad. La entiende más bien bajo el principio que regiría en la fase superior del comunismo: "De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades". Esto implica que, en una sociedad de abundancia creada por el desarrollo de las fuerzas productivas, cada individuo contribuye al máximo de su capacidad, pero la distribución de los bienes se realiza atendiendo a las necesidades diversas de cada persona.
Tiene que haber una gestión racional y colectiva de la riqueza producida socialmente. Una vez desaparecida la propiedad privada de los medios de producción, se podrán sentar las bases para conseguir esta forma superior de igualdad y libertad.
Conciencia de Clase y Dictadura del Proletariado
Marx entiende que la revolución sirve para acelerar este proceso histórico de transición. Es crucial concienciar a la clase obrera de su situación de explotación, de su papel histórico y de la necesidad de la revolución. Los trabajadores deben desarrollar una conciencia de clase, ser conscientes de su realidad de explotación y comprender el proceso de alienación al que están sometidos para poder organizarse y empezar el proceso revolucionario.
Según Marx, la clase proletaria debe hacerse con el poder político del Estado (conquistar el poder) e implantar una dictadura del proletariado. Esta sería una fase de transición política necesaria para:
- Expropiar a la burguesía y socializar los medios de producción.
- Defender la revolución de los intentos contrarrevolucionarios de la antigua clase dominante.
- Terminar definitivamente con el modo de producción capitalista y sus relaciones sociales.
- Crear las bases materiales y culturales para la sociedad comunista.
Una vez que se haya conseguido la sociedad sin clases (comunismo) y se hayan superado las condiciones que hacen necesario un poder coercitivo, el Estado como instrumento de dominación de una clase sobre otra ya no sería necesario y tendería a extinguirse.