Materialismo Histórico: Claves para Entender la Historia según Marx
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La Concepción Materialista de la Historia
Para el marxismo, la historia no es ni «una colección de hechos muertos», como lo es para los empiristas, ni, según ya señalamos, «una acción imaginaria de sujetos imaginarios», según la interpretó el idealismo. La historia se reduce en último término para el marxismo a la sucesión de los diferentes modos de producción, al «proceso real de producción». Sobre la estructura de este proceso y las categorías o conceptos con los que Marx lo analiza, acaso el texto más preciso, breve y completo sea uno perteneciente al prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, cuya reproducción nos parece oportuna, a la par que ahorrará por su claridad casi todo comentario. Dice así:
En la producción social de su vida, los hombres traban determinadas relaciones necesarias, independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de estas relaciones de producción constituyen la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se levanta una sobreestructura jurídica y política a la que corresponden determinadas formas sociales de conciencia. El modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, a la inversa, su ser social el que determina su conciencia. En un determinado estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, por usar la equivalente expresión jurídica, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones mutan en trabas de las mismas. Empieza entonces una época de revolución social. Con la alteración del fundamento económico se subvierte más rápida o más lentamente toda la gigantesca sobreestructura. En la consideración de estas conmociones hay que distinguir siempre entre la transformación material de las condiciones económicas de la producción, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en suma, ideológicas, en las cuales los hombres toman conciencia de este conflicto y lo dirimen. Del mismo modo que no se puede juzgar a un individuo por lo que él se imagina ser, así tampoco es posible juzgar una tal época de transformación por su conciencia, sino que hay que explicar esa conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas
sociales y las relaciones de producción. Una formación social no sucumbe nunca antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales es suficientemente capaz, y nunca aparecen en su lugar nuevas relaciones de producción superiores antes de que sus condiciones materiales de existencia se hayan incubado en el seno de la vieja sociedad misma. Por eso la humanidad no se plantea nunca sino tareas que puede resolver, pues, bien considerado, se hallará siempre que la tarea misma no surge sino cuando las condiciones materiales de su solución están ya presentes o, al menos, en proceso de devenir. A grandes rasgos se puede decir que los modos de producción asiático, antiguo, feudal y burgués moderno son épocas progresivas de la formación social económica, Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica del proceso de producción social, antagónica no en el sentido de antagonismo individual, sino en el de un antagonismo que nace de las condiciones sociales de vida de los individuos; pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa producen al mismo tiempo las condiciones materiales de la solución de ese antagonismo. Por eso la prehistoria de la sociedad humana termina con esta formación social.»
Conceptos
- a) Fuerzas productivas (trabajos): este concepto designa la capacidad de producción o trabajo real de los hombres.
- b) Relaciones de producción: expresan «las relaciones que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en un proceso de producción determinado»
- c) Estructura económica o infraestructura: significa el fundamento sobre el que descansa y que condiciona, en última instancia, todo el proceso de producción, y también en consecuencia aquella producción «ideológica» denominada superestructura». La estructura económica la constituyen las fuerzas productivas y las relaciones de producción.
- d) Superestructura: designa, más o menos rigurosamente, el conjunto de representaciones o ideas que configuran la «conciencia»; así como las estructuras jurídicas y políticas que irradia y de las que se sirve la «infraestructura».
- e) Modo de producción: este concepto «se refiere a la totalidad social global, es decir, tanto a la estructura económica como a los otros niveles de la totalidad social: jurídico-político e ideológico»
- f) Revolución social: significa la destrucción y transformación de unas determinadas relaciones de producción, con la consiguiente subversión de la superestructura.