Máximas Latinas Imprescindibles en el Derecho Romano y Moderno
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Máximas Latinas Fundamentales en el Derecho
El latín ha sido, y sigue siendo, una fuente inagotable de principios y aforismos que han moldeado el pensamiento jurídico a lo largo de los siglos. Estas máximas no solo encapsulan la sabiduría de la antigua Roma, sino que también ofrecen una comprensión profunda de conceptos legales que perduran hasta nuestros días. A continuación, exploramos algunas de las más relevantes, desglosando su significado y su impacto en el ámbito jurídico.
1. Consuetudo pro lege servatur
Consuetudo pro lege servatur: la costumbre se hace ley.
Esta máxima subraya la importancia de la costumbre en la formación del derecho. Lo que se admite habitualmente llega a adquirir fuerza jurídica y se convierte en ley, en algo obligatorio, aunque no esté escrita. Es un pilar fundamental en el estudio de las fuentes del derecho.
2. Da mihi factum et dabo tibi ius
Da mihi factum et dabo tibi ius: dame los hechos y te daré el derecho.
Esta expresión clásica delimita claramente las funciones de las partes y del juez en la jurisdicción civil. El administrado debe presentar los hechos de manera simple; es el tribunal el que debe conocer y aplicar el derecho pertinente. Las partes deben llevar ante el juez los hechos controvertidos y este debe calificarlos jurídicamente, aplicando la norma adecuada.
3. Exequatur
Exequatur: ejecútese.
El exequátur es el conjunto de reglas conforme a las cuales el ordenamiento jurídico de un Estado verifica si una sentencia judicial emanada de un tribunal de otro Estado reúne o no los requisitos que permiten su reconocimiento u homologación. El fin último del exequátur es tanto el reconocimiento como la ejecución en España de una sentencia dictada por los tribunales de un país extranjero. Es un procedimiento judicial que tiene por objeto reconocer la validez de una sentencia dictada por un tribunal extranjero y, por tanto, permitir su ejecución en un Estado distinto del que se dictó la misma. Para que una sentencia (o laudo) extranjera tenga plena eficacia en España, es necesario que los tribunales españoles examinen si se cumplen determinados requisitos y, en caso afirmativo, se proceda a homologarla o reconocerla. Es lo que la doctrina y la jurisprudencia denominan el exequátur.
4. Ignorantia legis neminem excusat
Ignorantia legis neminem excusat: la ignorancia de la ley no excusa a nadie.
Este principio fundamental del derecho establece que la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Rige la necesaria presunción de que, si una ley ha sido promulgada, debe ser por todos conocida. Uno no puede escudarse en el desconocimiento de la ley como justificación o excusa para no cumplirla, garantizando así la seguridad jurídica y la igualdad ante la ley.
5. Nemo tenetur se ipsum accusare
Nemo tenetur se ipsum accusare: nadie está obligado a culparse o acusarse a sí mismo.
Este aforismo consagra el derecho fundamental a no declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable. Es un pilar del debido proceso y de la presunción de inocencia, protegiendo al individuo de la autoincriminación forzada. Es lo contrario al dicho popular de «quien calla, otorga».
6. Tempora mutantur et nos mutamur in illis
Tempora mutantur et nos mutamur in illis: los tiempos cambian y nosotros cambiamos con ellos.
Esta máxima filosófica y jurídica resalta la naturaleza dinámica de la sociedad y el derecho. Nada hay fijo o inmutable a lo largo del tiempo: cambia nuestra situación, nuestras opiniones y, consecuentemente, las leyes y su interpretación deben adaptarse a las nuevas realidades sociales. Refleja la necesidad de evolución y flexibilidad en el ordenamiento jurídico.
7. Timeo Danaos et dona ferentes
Timeo Danaos et dona ferentes: temo a los dánaos (griegos) incluso cuando traen regalos.
Aunque no es una máxima jurídica en sí misma, esta frase, con origen en la Guerra de Troya y el episodio del Caballo de Troya, se utiliza en el ámbito legal para advertir sobre la desconfianza ante situaciones o propuestas que, a primera vista, parecen beneficiosas pero pueden ocultar intenciones perjudiciales. Implica una llamada a la cautela y al escrutinio de las apariencias.
8. Una salus victis, nullam sperare salutem
Una salus victis, nullam sperare salutem: la única salvación para los vencidos es no esperar ninguna salvación.
Esta expresión, de origen literario, se aplica en el contexto jurídico para describir situaciones de derrota o pérdida total. Una persona vencida debe asumir la derrota y la ausencia de opciones de salvación, lo que puede ser relevante en el análisis de recursos, apelaciones o la aceptación de sentencias definitivas.