El mecanicismo cartesiano y el dualismo antropológico

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Aquí surgirá un primer problema en torno a la concepción mecanicista del mundo

Si la extensión de la materia es estática, ¿cómo explicar entonces el movimiento de los cuerpos del mundo? Descartes negará que en su interior exista un principio auto-dinámico que oriente desde dentro el movimiento tal y como defendía Aristóteles con la teoría de las en-tele-quias.

Descartes defenderá una interpretación mecanicista de los cuerpos que consiste en afirmar que no hay ningún principio animador que oriente desde dentro los cuerpos en una determinada dirección.

¿De dónde surge entonces el movimiento para Descartes? El mecanicismo cartesiano conducirá a Descartes de nuevo a Dios como causa del movimiento. Dios daría así a esa materia inerte y estática el primer impulso como ese relojero que con sus manos da cuerda al reloj y éste se pone en marcha. Ese movimiento se irá transmitiendo de manera constante de unos cuerpos a otros lo que hace posible su cálculo racional.

Dios da ese primer impulso de movimiento a los cuerpos y en un nivel más profundo Dios habría creado y mantenido en el ser a los cuerpos (dependencia ontológica).

La interpretación mecanicista de la materia extensa

donde se incluyen todos los cuerpos del universo incluye también al cuerpo humano, lo que desencadenará de nuevo en un radical dualismo antropológico. Por su cuerpo el hombre es una máquina, pero por su alma el hombre es un espíritu que piensa. La esencia del alma es el pensamiento y el atributo esencial del cuerpo es la extensión.

Al alma solamente le corresponde pensar y el cuerpo es una máquina regida por las leyes de la mecánica. En ese sentido el cuerpo humano y los animales estarían compuestos de materia extensa y si bien tienen vida, carecen de alma y de pensamiento. En ese sentido, no habría diferencia alguna entre un animal y un juguete robotizado.

Este dualismo de raíz platónica dejará planteado otro problema de difícil solución que consiste en explicar la comunicación entre estas dos substancias (alma y cuerpo) en apariencia radicalmente independientes.

Si la separación entre alma y cuerpo, entre espíritu y materia es tan radical, podría parecer que no puede actuar el pensamiento sobre la materia. Sin embargo, cuando veo venir de lejos el autobús y decido correr para no perderlo (acto psíquico), mis piernas comienzan a correr (acto mecánico). Es evidente que parece existir una conexión entre ambos que Descartes tratará de explicar con la glándula pineal ubicada en el cerebro que pilota la máquina corporal con la ayuda y la mediación de los espíritus vitales que fluyen como mensajeros por todo el cuerpo.

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