El Mercado del Trigo en España: Política, Intervención y Evolución del SNT

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El Mercado Negro y la Política del Trigo

Respecto al mercado negro: era conocido y tolerado por las autoridades. Una parte de la cosecha se vendía ilegalmente, e incluso en el mercado del pan, una parte del mismo se expendía de forma clandestina.

¿Por qué se mantuvo esta desacertada política del trigo?

  1. Por la inercia política de un régimen profundamente conservador y la resistencia de quienes ostentaban el poder.
  2. El miedo de los políticos a que la situación inflacionista se agravara y esto provocara un mayor descontento social de la población por el incremento de los precios del pan. Esto hizo que se mantuvieran bajos los precios de compra del trigo.
  3. La connivencia de los políticos con los terratenientes, quienes eran los grandes beneficiarios de esa situación, ya que eran los que abastecían el mercado negro, gracias a su influencia política y sus economías de escala en el transporte y la distribución clandestinos.

Política del SNT en la Década de los Cincuenta

Los políticos poco a poco se fueron dando cuenta de la gravedad de la situación, y en esta década la normativa fue evolucionando y la situación mejorando. Hubo un lento viraje de la política económica en todos los campos, también en el de la agricultura. Así, el ministro Rafael Cavestany, consciente de la ineficacia del sistema de intervención, introdujo algunos cambios. Liberó varios productos del control del SNT. Estableció un sistema de precios más realista para los productos no liberados, en especial el trigo. La lenta y parcial normalización de la política exterior española (1955 ONU, 1953 OMS, acuerdo con EEUU y firma del Concordato con la Santa Sede) facilitó la nueva situación, que a su vez facilitó el acceso a las importaciones en los años de escasez. La situación fue basculando hacia el lado contrario: de unos precios intervenidos por debajo de los de equilibrio se pasó a precios superiores, lo cual invirtió el signo del problema, empezando a aparecer excedentes que fueron a más en los años 60. Se pasó de una política que teóricamente era de defensa de los consumidores, a otra política de subvención a la producción de trigo. Además, el aumento de la renta y la mejora del nivel de vida trajeron consigo una reducción del consumo de pan, con lo que esa sobreproducción se agravó aún más. Debido a que los cultivadores de trigo tenían mucha fuerza política, se mantuvieron altos los precios de compra de un producto cuya demanda caía, y cuyo cultivo competía con los piensos, en gran demanda por el aumento de consumo de carnes y lácteos.

El coste de almacenamiento del trigo invendido se unía a la política de precios subvencionados, mucho más altos que los del mercado mundial. El comercio exterior siguió en manos del SNT, y se dio la paradoja de que España tuvo que exportar con pérdida trigo, para dar salida a parte de la sobreproducción, y a la vez importar cereales-pienso, también con pérdida, para abastecer la demanda, a precios más caros que a los que producía a nivel nacional. Esta situación de comprar a precios excesivos un producto que después había de almacenarse o venderse con pérdida era un despilfarro que colocaba al SNT en situación de déficit crónico. Este déficit se intentó liquidar con préstamos de la banca privada y del Banco de España, sobre todo de este último, que era el destinatario final de los pagarés emitidos por el SNT. Los préstamos del BE se utilizaron además para: conceder préstamos subvencionados, realizar la venta de semillas y fertilizantes a precios bajos, y financiar la construcción de la red nacional de silos.

Evolución Política del SNT en los Años 60

En 1971, después de 34 años, el SNT, que en 1967 se redenominó SNC, fue transformado en el Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA), con funciones difusas.

Evolución Posterior del SENPA

Con el SENPA no acaba la intervención estatal, ya que siguió comprando el trigo en régimen de monopolio. En 1984, en conjunción con el FORPPA, creado en 1968, siguió subvencionando la producción de trigo, fijando precios mínimos a los que compraba, aunque dejó de ser monopolista de compra, es decir, los agricultores no tenían obligación de vender al SENPA. Lógicamente, siguieron comprando al SENPA cuando el precio de mercado estaba por debajo del precio del SENPA, por lo que éste actuó como "precio sostén".

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