Metafísica: Exploración de las Ideas de Platón, Aristóteles y la Escolástica
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La Metafísica según Platón
Platón afirma que existe la verdad, la cual está por encima de las diversas opiniones particulares y subjetivas. Según Platón, para conocer la verdad hay que ir más allá de los datos que proporcionan nuestros sentidos para captar lo que las cosas son en sí mismas, ya que lo que percibimos son solo las apariencias de las cosas. Más allá de esas apariencias está el mundo de las esencias o ideas, al que pertenece también nuestra alma y donde reina el bien.
Para articular esta convicción, Platón propuso las siguientes concepciones:
- Diseñó un dualismo metafísico que distingue entre el mundo inteligible (el mundo de las ideas) y el mundo sensible (el mundo de las apariencias).
- Elaboró una teoría del conocimiento en la que diferencia entre ciencia (conocimiento del mundo inteligible) y mera opinión (conocimiento del mundo sensible).
- También formuló una concepción del ser humano formado de alma y cuerpo.
- Finalmente, aplicó estas teorías para desarrollar una doctrina ética basada en la justicia y una concepción política en la que propone una determinada forma de organización de la sociedad.
La Metafísica según Aristóteles
Aristóteles reconstruyó el concepto de metafísica como teoría de la sustancia y como fundamento de todos los saberes.
Frente a Platón, que enseñaba que el verdadero ser está en las ideas y en su finalidad, Aristóteles consideraba que el verdadero ser es la esencia que se desarrolla en la apariencia.
Es decir, Aristóteles no admitía que el ser o la causa de las cosas constituya un mundo aparte, debajo o más allá de las apariencias sensibles. Para Aristóteles, el ser es la realidad de los seres.
Por ejemplo, el concepto ser humano es la esencia común a todos los seres humanos. De este modo, los fenómenos empíricos constituyen la realización misma de esa esencia.
La Sistematización Escolástica de la Metafísica
En la metafísica escolástica, que se desarrolla entre los siglos XII y XIV, se siguen y se reinterpretan los principios aristotélicos, y se caracteriza por:
- Una concepción de la filosofía como búsqueda y contemplación de verdades últimas.
- La aceptación de la abstracción como operación fundamental del conocimiento, entendido este como captación de esencias universales metafísicas.
- Una categorización y una fundamentación de la verdadera realidad en la posibilidad de demostrar la existencia de Dios.
En concreto, en la filosofía escolástica, la metafísica se estructura en las siguientes partes:
- Propedéutica: justificación de la posibilidad, del método y de la estructura de la metafísica.
- Ontología: trata del ser en general, de sus propiedades trascendentales, de sus causas y de sus modos de ser particulares que prescinden de la materia.
- Teodicea: ciencia que estudia la causa primera (Dios), por analogía, desde sus efectos creados.
- Crítica: estudio del ser del conocimiento, incluidos los primeros principios válidos para las otras ciencias.
La Pregunta por el Ser
En la tradición metafísica, «ser» es la palabra utilizada para designar la existencia en sentido fundamental, de la que dependen los «seres» como conjunto de sus manifestaciones o expresiones concretas.
Así lo consideraba Aristóteles, para quien «el ser se dice de muchas maneras», o sea, puede predicarse de muchas cosas, aunque solo uno es su significado esencial.
Justo de esta diferencia entre la unidad del ser y la multiplicidad de sus apariencias o concreciones se ocupaba la metafísica clásica como ciencia del ser en cuanto ser.
Se postula, pues, una ciencia del ser en sí en cuanto algo más fundamental que las meras apariencias fenoménicas de las cosas concretas que se muestran a nuestros sentidos.