Metafísica Moderna: Sustancia, Atributos y Modos en el Pensamiento de Descartes

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La Metafísica en la Modernidad

La filosofía antigua, fundamentalmente el aristotelismo, creó una metafísica del ser que se conservó prácticamente sin cambios sustanciales durante toda la Edad Media. Sin embargo, en la modernidad entró en una enorme crisis: el concepto de ser, como núcleo central de la metafísica, fue desplazado por el concepto de substancia. El esquema categorial en la modernidad quedó reducido a tres categorías fundamentales:

  1. Substancia.
  2. Atributos.
  3. Modos.

La Substancia

La substancia es, propiamente, el ser autosubsistente, es decir, el que tiene existencia independiente. Por ello, propiamente substancia es sólo Dios, puesto que los demás seres necesitan de él para existir. Descartes no tomará con rigor esta definición y admitirá dos clases más de substancias: la substancia pensante y la substancia extensa.

Los Atributos

Las substancias se conocen a través de sus atributos. Atributos son aquellas propiedades esenciales de las substancias que las diferencian entre sí. Los atributos constituyen la esencia de las substancias, y no son separables de las mismas sino por el pensamiento.

Cada substancia posee un solo atributo que la caracteriza y por el cual la conocemos y diferenciamos de las demás. El atributo de Dios es la infinitud; el de la res cogitans es el pensamiento; el de la res extensa es la extensión.

Los Modos

Son las variaciones y modificaciones no esenciales de las substancias que tienen como atributos el pensamiento y la extensión.

La tradición escolástica había establecido la existencia de tres tipos de realidades: el mundo, que contiene la totalidad de la realidad; el ser humano, compuesto de alma y cuerpo; y Dios como ser supremo. Descartes, tras la duda, tendrá que demostrar la existencia de estas tres sustancias. La manera de demostrarla inicia el camino del idealismo. Parte del yo y sus ideas, y del análisis de las ideas del yo afirma la existencia de Dios, y Dios se convertirá en la garantía de la existencia de la realidad. Veamos el proceso.

El Sujeto o Yo: La Substancia Pensante

Hay una dependencia entre las ciencias y su fundamentación, la metafísica. La ciencia antigua, la aristotélica y la naturalista del Renacimiento, tenían cada una su propio fundamento, las formas sustanciales, o las cualidades ocultas; se trataba de ontologías dogmáticas, pues consideraban que esas entidades constituían la verdadera realidad del mundo. En Descartes se invierte esta perspectiva. Desconfía y pone entre paréntesis los datos de la experiencia sensible. Inspirándose en el proceder de la matemática, reducirá lo complejo a sus elementos más simples y a modelos elaborados por la mente. ¿Dónde está ahora lo real? Dejando de lado el mundo, lo real habrá que buscarlo en el propio sujeto del conocimiento. El sujeto es el fundamento de la metafísica de Descartes, sin él no habría saber ni ciencia. El mundo se convierte en pura apariencia interpretada por las ciencias físico-matemáticas, y el sujeto, entendido como razón, pasa a ser el centro de todo. Al estudio de esta fundamentación dedica Descartes las Meditaciones metafísicas de 1641.

La Substancia Infinita: Las Ideas Innatas

Entre las ideas innatas hay una idea especial, la idea de infinito, que Descartes identifica con Dios. Esta idea no viene de la nada, pues de la nada no puede surgir algo. No puede provenir de mí, pues yo me concibo como finito (al dudar me percibo como un ser limitado, es decir, imperfecto). No es posible tener el concepto de finito si no existe en mí la idea de infinito, de perfecto. La idea de infinito ha tenido que ser puesta en mí por una naturaleza más perfecta que yo. La idea de infinito sólo puede proceder del mismo ser infinito, de Dios.

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