La Metafísica de Platón: Dualismo, Alma y Teoría de las Ideas
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Introducción a la Filosofía Platónica
Platón (427 – 347 a. C.) vivió en Atenas durante el Siglo de Pericles, una época en la que ya estaban asentadas teorías filosóficas como las de Pitágoras o Heráclito. Nacido en una familia aristócrata, fue discípulo de Sócrates y fundó la Academia, institución que permanecería abierta hasta el siglo VI d. C. Fue autor de obras fundamentales como Fedón o La República. La influencia de Platón en sus sucesores fue inmensa, por lo que a continuación desarrollaremos la metafísica platónica.
La Metafísica Platónica: La Teoría de las Ideas y el Dualismo Antropológico
Basándose en su célebre Teoría de las Ideas, Platón concibe la realidad como una división entre dos mundos:
- El Mundo Sensible, donde se encuentran las "cosas" materiales y perecederas.
- El Mundo Inteligible, donde residen las "Ideas" o Formas eternas e inmutables.
Este dualismo se extiende a su concepción del ser humano. Platón hereda el dualismo antropológico de Sócrates, una visión que más tarde sería adoptada por Aristóteles y Agustín de Hipona. En este dualismo, el ser humano se divide en:
- El cuerpo, que pertenece al Mundo Sensible y, por lo tanto, es mortal.
- El alma, que pertenece al Mundo Inteligible, siendo inmortal y simple.
Esta distinción es una de las principales diferencias con Aristóteles, quien consideraba el alma mortal para dar sentido a su teoría hilemórfica, aunque Tomás de Aquino justificara más tarde su inmortalidad. Asimismo, Platón establece una relación accidental entre cuerpo y alma, una idea que sería rechazada por Tomás de Aquino y Aristóteles, quienes establecieron una relación sustancial entre ambas. No obstante, ambos filósofos coincidieron con Platón en que el alma es el principio vital y el principio de conocimiento. Para justificar la inmortalidad del alma, Platón explica el proceso de la metempsicosis. Este proceso consiste en que, tras la muerte del cuerpo, el alma asciende al Mundo de las Ideas para más tarde reencarnar en otro cuerpo, justificando así ambos principios.
La Inmortalidad del Alma: Argumentos Platónicos
Para responder a la pregunta fundamental de por qué el alma es inmortal, Platón desarrolla cuatro argumentos principales:
- Argumento de los contrarios: Explica que el alma es inmortal porque es lo contrario al cuerpo, que es mortal.
- Argumento de la reminiscencia: Se basa en el proceso de metempsicosis ya explicado, sugiriendo que el conocimiento es recuerdo de Ideas preexistentes en el alma.
- Argumento de la simplicidad: Sostiene que el alma es inmortal porque posee una naturaleza similar a las Ideas, siendo esta simple e indivisible.
- Argumento del principio vital: Indica que algo que es el principio de la vida no puede ser mortal por definición.
La División Tripartita del Alma
Platón establece en el alma tres partes distintas, cada una con su función y ubicación:
- El alma concupiscible (epithymia): Encargada de lo orgánico y los instintos básicos, ubicada en el abdomen.
- El alma irascible (thymos): Encargada de las pasiones y el coraje, ubicada en el tórax.
- El alma racional (logos): Encargada de la razón y el conocimiento, ubicada en la cabeza.
Más tarde, estos tres tipos de almas serían atribuidos a distintas virtudes y, en consecuencia, a distintos roles en la sociedad ideal platónica.
La Alegoría del Carro Alado
Finalmente, Platón explicó la división del alma en la célebre alegoría del carro alado, presente en su obra Fedro. Consiste en comparar el alma con un carro tirado por dos caballos y dirigido por un auriga:
- Los caballos:
- Uno negro, que representa el alma concupiscible (los deseos y apetitos).
- Otro blanco, que representa el alma irascible (el espíritu y las pasiones nobles).
- El auriga: Representa el alma racional, cuya función es guiar y controlar a ambos caballos.
Con esta alegoría, Platón justifica que la única parte inmortal es la racional, ya que no depende de ningún cuerpo. Asimismo, deja claro que es la razón la que debe mandar sobre las pasiones y los instintos, una idea que sería más tarde contradicha por los epicúreos.
Conclusión
En resumen, Platón adopta el dualismo antropológico, dividiendo al ser humano en cuerpo, perteneciente al Mundo Sensible, y en alma, perteneciente al Mundo Inteligible. De igual manera, divide el alma en tres partes: la concupiscible, la irascible y la racional, estableciendo la supremacía de la razón para alcanzar la virtud y el conocimiento.