El método cartesiano y la búsqueda de la certeza

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Método

Descartes define el método como el conjunto de reglas ciertas y fáciles que permite a quienes las sigan no confundir jamás lo falso y lo verdadero, y, por tanto, incrementar su conocimiento con el menor esfuerzo posible. La búsqueda de un método científico eficaz fue uno de los grandes empeños renacentistas, compartido por autores como Francis Bacon, Galileo y Descartes. El método cartesiano, que pretende servir para todo y para todas las personas, se inspira en las matemáticas, y se concreta en cuatro reglas: evidencia, análisis, síntesis y enumeración.

Certeza

La certeza según Descartes se produce cuando resulta imposible que algo sea diferente a como nosotros lo juzgamos. Esta certeza depende para Descartes de Dios, puesto que es infinitamente bueno y nos ha dado la razón para distinguir lo verdadero de lo falso. Si usamos la razón correctamente (según las reglas del método), es capaz de mostrarnos como evidentes algunas verdades, entre ellas las de las matemáticas.

Duda

Puesto que Descartes identifica la verdad con lo indudable, el proceso mediante el que Descartes identifica todo aquello que es inseguro para descubrir y construir un conocimiento evidente se llama “duda metódica”. Tiene tres pasos que afectan a los principios sobre los que se apoyaban todas las creencias que tenía hasta ese momento: el rechazo de lo que conocemos mediante los sentidos: la duda acerca de la realidad de nuestra vida porque pudiera tratarse solo de un sueño, y la hipótesis de que todo lo que creemos real pudiera deberse a la manipulación de un genio omnipotente y maligno.

Evidencia

En la primera regla del método, Descartes establece que solo admitirá como verdadero lo evidente, es decir, lo indudable, lo que es claro y distinto, evitando prejuicios y precipitaciones. Y la primera evidencia que encuentra, a partir de la cual puede empezar a reconstruir el conocimiento es la evidencia del pensamiento. Una vez puesto todo en duda, de lo que no puedo dudar es de que yo, como sujeto, dudo. Ese es el significado de la expresión “Pienso, luego existo”.

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