Método Socrático: Fundamentos, Refutación y Mayéutica para el Descubrimiento del Saber
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El Método Socrático: Fundamentos y Etapas del Diálogo Filosófico
El filosofar socrático es esencialmente un co-filosofar. Sócrates desarrolla su pensamiento conversando con los demás mediante el diálogo, una organización especial de preguntas y respuestas convenientemente orientadas. Este proceso constituye el núcleo del método socrático, dividido en dos momentos cruciales.
I. Primer Momento: La Refutación (Élenchos)
En esta etapa, Sócrates disimula su propia superioridad (la famosa ironía socrática), manifestando su falta de conocimiento acerca de cuál o tal tema para, finalmente, obligar al interlocutor a reconocer su propia ignorancia.
La refutación consiste en mostrar al interrogado, mediante una serie de hábiles preguntas, que las opiniones que cree verdaderas son en realidad falsas, contradictorias e incapaces de resistir el examen de la razón. Sócrates, por su parte, no responde, argumentando que ignora las respuestas, mientras que los interrogados creen saber ingenuamente lo que se les pregunta.
Aunque no se trataba de poner en ridículo las opiniones ajenas, la refutación es una actividad seria y moral. Su meta es la purificación que libra al alma de las ideas erróneas. Este proceso hace que el refutado se llene de vergüenza por su falso saber y reconozca los límites de todo conocimiento que no esté fundamentado. Un saber solo merecerá el nombre de tal cuando sea capaz de superar cualquier crítica que se ejerza sobre él.
II. Segundo Momento: La Mayéutica
Sócrates, quien, como todos los griegos, era muy dado a las comparaciones, denomina a este segundo momento Mayéutica, que significa el arte de partear o de ayudar a dar a luz.
En el diálogo Teeteto, Sócrates recuerda que su madre, Fenareta, era partera y advierte que él mismo también se ocupa del arte obstétrico. Sin embargo, su arte se aplica a los hombres y no a las mujeres, y se relaciona con sus almas y no con sus cuerpos.
Así como la partera ayuda a dar a luz, pero ella misma no da a luz, el arte de Sócrates consiste no en proporcionar él mismo los conocimientos, sino en ayudar al alma de los interrogados a dar a luz los conocimientos que ya poseen.
La labor de Sócrates es solo ayudar o guiar al discípulo, no transmitir información. Por ello, no utiliza un procedimiento manual, sino el del diálogo. El verdadero saber no se encuentra en los libros, sino en el hallazgo personal. El discípulo debe llegar a la conclusión correcta mediante esfuerzo y reflexión propia.