Miguel Hernández: Evolución Poética desde 'Perito en Lunas' hasta 'Viento del Pueblo'
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*Perito en Lunas*
*Perito en Lunas* se adscribe a la poesía pura. Sus referentes son Góngora, Alberti, Gerardo Diego y Jorge Guillén. Las octavas de este poemario se enriquecen con la poesía de Juan Ramón Jiménez. La estética del primer poema hernandiano se concentra en tres ejes que fusionan tradición y vanguardia:
- Gongorismo: Proporciona el esquema métrico de la octava real y las fórmulas sintácticas, como el hipérbaton.
- Vanguardismo tardío, cubista y ultraísta: Enriquece el hermetismo y la imaginería de sus poemas.
- Hermetismo intenso y lúdico: Convierte al poema en un "acertijo lírico", según Gerardo Diego.
*Perito en Lunas* está formado por los motivos de la realidad del poeta, el entorno de Orihuela. La imagen vanguardista, cercana a la greguería, se funde con la métrica gongorina en octavas reales.
*El Rayo que no Cesa*
En *El Rayo que no Cesa*, el autor vive una crisis amorosa y personal. Abandona la influencia de Sijé y sigue a Neruda y a Vicente Aleixandre, con su libro *La Destrucción o el Amor*. Se percibe una influencia de un nuevo romanticismo de la mano del surrealismo, que implica una rehumanización del arte. Se funde la poesía impura y la metáfora surrealista con la tradición. Trabaja la métrica clásica, el soneto quevedesco. La estructura y los componentes temáticos nos remiten al modelo del cancionero de la tradición del amor cortés petrarquista. El tragicismo, ocasionado por la herida de amor, encuentra sus modelos clásicos en "el doloroso sentir" del lamento garcilasiano y el desgarro afectivo de Quevedo.
*Viento del Pueblo*
En *Viento del Pueblo*, al irrumpir la guerra, Miguel Hernández se convierte en un poeta soldado. Su poesía es comprometida, de guerra y denuncia, de solidaridad con el pueblo oprimido. Busca una poesía más directa que recrea su carácter oral —algunos poemas eran leídos a los soldados—, de ahí el empleo abundante del romance y del verso octosílabo. También utiliza metros más solemnes, de tono épico, que remiten a la poesía impura. Esta concepción de la poesía como arma implica que lo lírico cede el paso a lo épico. La imagen vanguardista y la metáfora surrealista se funden con el neopopularismo en el tono y la métrica. Ahora se emplea el verso endecasílabo y alejandrino, sobre la rima consonante, en composiciones más extensas.