Miguel Hernández: Vida, Muerte, Imágenes y Símbolos en su Poesía

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Vida y Muerte en la Poesía de Miguel Hernández

Ambos elementos configuran la imagen que tiene el poeta del mundo. En *El rayo que no cesa*, el poeta consigue una maduración íntima del concepto del amor como destino trágico del hombre: amor es muerte. No queda lejos de ese destino la sangre, tópico que llega a constituir uno de los soportes fundamentales de la propia biografía. La sangre es vida porque sale del corazón. En Miguel Hernández, la sangre es pura materia sagrada. El poeta recoge la idea de la vida como una pena en el verso.

En *El hombre acecha*, el poeta ofrece la misma libertad: sus ojos, sus manos, sus pies, todo. Es característica esa lucha constante del poeta por conseguir la plenitud de cuanto va viviendo. Y el poeta absorbe todos los jugos de la naturaleza, vive todas las sensaciones, vive con pasión el amor como descubrimiento, el amor como ausencia. La vida y la muerte forman parte de un entramado sensual y arrebatado. Llegará la muerte cuando al poeta se le niegue el amor. Sin embargo, tras la muerte de Ramón Sijé, sus versos se llenarán de rabia y dolor. En la elegía dedicada a Ramón Sijé aparecen términos que configuran un mosaico de dolor y de rabia. El tema del hijo muerto será una constante pena. En *El hombre acecha* le escribe unas palabras a Pablo Neruda. Cuando pasa la guerra, los poemas se oscurecen con el desengaño y la tristeza. En la cárcel compone lo que podríamos describir como un diario de desolación. Es azotado por una enfermedad médicamente mal tratada y vive en la soledad. Ha llegado la hora de la resignación; no obstante, los últimos poemas son tal vez los más tiernos y melancólicos de toda la obra. Se cierra el ciclo volviendo al amor. Aparecen constantemente la amada y el hijo. Muchos de los acontecimientos definen al autor como un ser que casi desde siempre convive con la idea de la muerte.

Imágenes y Símbolos en la Poesía de Miguel Hernández

Los poemas de Miguel Hernández en sus últimos años de aprendizaje presentan unas imágenes tomadas directamente de su entorno en Orihuela. "Lujuria" y "Es tu boca..." tratan temas importantes. "Lujuria" nos habla del deseo erótico bajo la apariencia de una poesía bucólica. "Es tu boca..." presenta parte de un rostro femenino a través de metáforas. *Perito en lunas* se editó en Murcia y consta de 42 octavas reales. Entre los símbolos aparece el toro, con el significado de sacrificio y de muerte. La palmera, elemento paisajístico mediterráneo, en este primer libro hay imágenes y símbolos de su tiempo.

*El rayo que no cesa* salió de la imprenta para la colección "Héroe". El tema fundamental es el rayo, que representa el deseo. La sangre es el deseo sexual, la camisa, el sexo masculino y el limón. El carácter ambivalente de la amada lo apreciamos en el soneto *Fuera menos penado si no fuera*. No todos los poemas de *El rayo que no cesa* son así. Algunos nos hablan de una relación sexual más plena; hay críticos que no los identifican con Josefina Manresa, sino con una relación fugaz que Miguel Hernández tuvo. *Viento del pueblo* ejemplifica lo que es poesía de guerra. En este libro hay un desplazamiento del yo del poeta hacia los otros. La mirada del poeta se vuelve solidaria hacia los que sufren. De ahí poemas como *El niño yuntero*. La contraposición entre ricos y pobres se da en *Las manos*, poema en el que están simbolizadas las que para Miguel Hernández eran las dos Españas. Tras su matrimonio, se canta a la maternidad. El símbolo va a ser el vientre. En *El hombre acecha* nos vamos a encontrar el tema del hombre como fiera. Del libro merecen destacarse los poemas que tratan de los desastres de la guerra.

*Cancionero y romancero de ausencias* se abre con elegías a la muerte del primer hijo del escritor. Es evocado mediante imágenes intangibles. La esperanza renace con la venida de un nuevo hijo. A él van destinadas las tristísimas *Nanas de la cebolla*. En la cárcel, Miguel Hernández sigue añorando a su amada. La muerte, simbolizada aquí por el mar, empieza a ser la única certeza para el poeta.

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