Miniaturas y Arte Bizantino Temprano: Códices, Marfiles e Iconos
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El Arte Bizantino Temprano: Miniaturas, Códices, Marfiles e Iconos
En el ámbito oriental, el estudio de las miniaturas y los libros ilustrados se ve afectado por la Crisis Iconoclasta, un período marcado por la destrucción de imágenes. La miniatura del siglo VI no sigue una norma específica, sino que presenta una gran variedad. Constantinopla, como centro de producción artística, destaca por sus obras lujosas, resultado del mecenazgo imperial, como el de Justiniano. De este taller, aunque de forma fragmentada, se conservan tres grandes códices:
- El Génesis de Viena.
- El Códice Rossano.
- Los Evangelios de Sinope.
Estas obras comparten características comunes: el lujo, el uso de la púrpura para teñir los pergaminos, la escritura en oro o plata, y un estilo de iluminación refinado, sutil e ilusionista, con colores suaves y luminosos (elementos que se recuperarán en el arte carolingio, aunque con un formato de letra diferente).
El Códice Rossano
Se conserva en la Catedral de San Rossano (Calabria, Italia). Su peculiaridad reside en que está redactado en griego. Las ilustraciones, se cree, representan meditaciones contemplativas que se leían durante la Cuaresma, centradas en la infancia de Cristo y algunos episodios de la Pasión, como la traición de Judas.
El Génesis de Viena
Custodiado en la Biblioteca Nacional de Viena, es el códice más antiguo que se conserva de este grupo, aunque solo se conservan 24 folios. Se cree que parte de un modelo judío anterior, realizado en Siria o Palestina, aunque su ornamentación sugiere una posible elaboración en Constantinopla. Este Génesis ilustra, entre otros episodios, la historia de Rebeca.
Esta obra es un claro ejemplo de los diferentes gustos estéticos en el ámbito mediterráneo, con una cierta influencia occidental.
El Evangelio de Rábula
Conservado en la Biblioteca Laurenciana de Florencia, este evangelio tiene un origen provinciano, respondiendo a las necesidades de los monasterios, que contaban con sus propios scriptoria. Fue escrito en Zagba, Siria. La letra es más libre, reflejando la expresión del artista. No es un códice purpúreo ni está escrito en griego. El orden de las escenas sigue la tradición siria. Dos de sus imágenes más representativas son la Crucifixión y la Ascensión.
La representación de la Crucifixión es particularmente interesante: Cristo aparece con el colobium (una túnica larga con colores variados), acompañado por el sol y la luna, los ladrones crucificados a sus lados, las vírgenes, los soldados que se juegan las prendas de Cristo y las figuras de Longino y Estefatón.
En la Ascensión, Cristo se presenta en una mandorla, con la Virgen en actitud orante en la parte inferior.
El Marfil Barberini
En Constantinopla se realizaron numerosas obras en marfil. El Marfil Barberini es un ejemplo destacado. Representa a un gobernante sacralizado, con una imago clipeata (imagen en un escudo) en la parte superior que muestra a Cristo. El emperador aparece a caballo, en una representación en alto relieve, con la personificación de la Tierra y dos sirvientes; uno de ellos porta una Niké (Victoria). En la parte inferior, se representan los pueblos sometidos, de clara influencia oriental. Se cree que la figura central representa a Anastasio o a Justiniano. Es importante señalar que en los mosaicos de San Apolinar el Nuevo (Rávena), Teodorico aparece representado a caballo, lo que sugiere que Justiniano podría haber adoptado una iconografía similar.
Los Iconos
Los iconos tuvieron un gran desarrollo en el arte bizantino medio. Se consideraban imágenes aqueiropoietas, es decir, no realizadas por mano humana, sino de origen milagroso.
En la iglesia de Santa Catalina del Sinaí se conserva un importante icono que representa a la Virgen con el Niño entre San Teodoro y San Jorge, con ángeles en segundo plano. Se trata de una Virgen Theotokos Kiriotisa, un tipo iconográfico que tendrá gran influencia en el arte románico. Las imágenes presentan una gran idealización.