Miquel Blay y la Escultura Modernista en Cataluña: Los Primeros Fríos
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Contexto Histórico y Artístico
Miquel Blay realiza esta obra entre 1891 y 1892. El escultor catalán vive en el período en el que aparece el Modernismo en Cataluña. Esta corriente comenzó a dar sus primeras manifestaciones a partir de 1888, fecha en que se celebra la Exposición Universal en Barcelona, y se prolonga hasta los primeros años del siglo XX. En 1898, por otra parte, año de la pérdida de las últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), se inicia en España una crisis generalizada que marcará el cambio de siglo.
El Modernismo fue un movimiento impulsado por el mecenazgo privado. La Revolución Industrial en Cataluña originó una clase burguesa numerosa y enriquecida que financió diversos proyectos artísticos. También los poderes públicos, como la Mancomunitat, apoyaron especialmente la cultura y el arte en un intento de revitalizar la lengua y la cultura catalana. El sentimiento nacional fue, pues, fuerte en este momento y se intentó encontrar un estilo propio que reflejara este carácter nacional y con el que poder identificarse, incluyendo nuevas tendencias e innovaciones provenientes de Europa.
Influencias y Estilo de Miquel Blay
Miquel Blay desarrolla un estilo muy personal; hay en él diversas influencias. Artísticamente se inició en Olot, pero se formó en París y en Roma. Los Primeros Fríos es una de las primeras obras del escultor y en ella se rastrean las influencias de su maestro Henri Chapu y de una obra del francés Dominique Jean Hugues titulada Edipo en Colonna, con la que hay grandes similitudes. Las dos obras presentan una pareja de figuras: un anciano y una niña.
La escultura catalana de este período recibió una fuerte influencia de las tendencias que por aquel entonces dominaban en París. En este sentido, hubo una fuerte influencia de Rodin, el gran innovador de la escultura. Aparte de esto, si observamos toda la evolución de Blay, encontramos diversas tendencias. En un principio, el escultor está próximo al realismo, pero después evoluciona acercándose al simbolismo y al modernismo. Trabajó, por ejemplo, en la decoración escultórica del Palau de la Música de Barcelona, obra destacada del Modernismo.
Los Primeros Fríos: Entre el Realismo y el Simbolismo
La obra se encuentra a medias entre el realismo y el simbolismo. Rompe el lenguaje de la tradición realista imperante hasta entonces y da paso a los principios modernistas. De llamativo realismo es el trabajo de la piel: arrugada por el paso del tiempo en la figura del viejo, y suave y tersa en la de la niña. Igualmente realistas son los rostros que, con serenidad, muestran la preocupación y el dolor. Sin embargo, esta escultura rebosa al mismo tiempo simbolismo, ya que muestra a dos personajes perdidos y desamparados.
Por tanto, hay diversos movimientos que planean en el estilo de este artista. Blay es un escultor que tiene un gran dominio de las técnicas escultóricas, un estilo depurado, una gran facilidad para trabajar la expresión y un profundo conocimiento de la anatomía.