El misterio de Fernando y el secreto de Hantal: revelaciones en el Alcázar

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El misterio de Fernando y el secreto de Hantal

Había tormenta y Hantal Idrissi estaba preocupado por su hijo Fernando. De repente, tocaron a la puerta y era Fernando, que se había retrasado porque se había quedado jugando a las tabas. Entraron dentro y Hantal felicitó a su hijo porque había cumplido catorce años. Fernando le recordó que le había prometido que, cuando cumpliera los catorce, le revelaría cómo, siendo musulmán, le había enseñado la religión de los cristianos y también que le mostraría la cueva secreta.

La revelación de Hantal

Hantal le confesó que él no era su verdadero padre. Sus padres biológicos eran unos cristianos que lo habían dejado en la calle, con una manta y una bolsa de cuero que decía: "El niño se llama Fernando, somos pobres y ya tenemos otros nueve hijos, no podemos darle de comer, le dejamos al borde del camino para que alguien le recoja y lo eduque en la fe de nuestro señor Jesucristo".

Después de esta revelación, se dirigieron hacia la cueva. Una vez abajo, Fernando le hizo infinidad de preguntas, y Hantal le dijo que se las iría respondiendo poco a poco, porque cada vez que Hantal bajara, Fernando le acompañaría.

Un giro inesperado: el crimen en el Alcázar

De repente, tocaron a la puerta del jardín. A esas horas, Hantal dedujo que se trataba de algo grave. Se puso un albornoz, cruzó el jardín y abrió la puerta. Eran unos militares que los subieron a él y a su hijo a una mula y se dirigieron al Alcázar.

Una vez allí, en una habitación, se hallaba encerrado el mozárabe y Hemné, con la daga del mozárabe clavada en el pecho. Sacaron al mozárabe de la habitación, y Hantal le pidió al califa que no se tocara nada de la habitación. Después, le pidió al mozárabe que le contara lo sucedido.

El mozárabe respondió que Hemné le había dicho que por la tarde le quería comentar una cosa. Hantal le interrumpió y le preguntó de qué cosa se trataba. El mozárabe le contestó que no hablaría de ese asunto aunque le costara la vida.

La investigación de Hantal

Hantal y Fernando fueron a la habitación del crimen. Al entrar, Hantal observó que era una habitación con pocos muebles y una ventana a la izquierda. Al fondo, a la derecha, había tres almohadones y, en el centro de ellos, una mesita baja con un pastel al que le faltaba la mitad. Al otro extremo, había un mueble con una cajita que contenía pintura amarilla, la misma que Hemné llevaba en la frente y en las puntas de los dedos. También observó que la daga atravesaba el pecho rectamente.

Después de esta observación, Hantal llamó al guardia y le pidió un zurrón donde colocó la caja con la pintura, la daga, el pastel y la llave que le habían arrojado por la ventana.

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