Del Mito a la Razón: Perspectivas Filosóficas sobre Conocimiento y Realidad

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El Mito y la Búsqueda de Totalidad

El mito se presenta como una explicación de fenómenos, intentando dar sentido a las cosas mediante relatos breves y simbólicos. Se caracteriza por ser una explicación antropomórfica, ya que personaliza fuerzas o elementos no humanos. Superar esta forma de pensar costó un gran esfuerzo, pero en un momento crucial de la historia se produjo el paso del pensamiento mítico al logos (pensamiento racional o científico). Esto se debe a que los mitos suelen explicar eventos concretos o casos particulares, mientras que la ciencia busca explicaciones generales y universales.

La metafísica, como disciplina filosófica, aspira a alcanzar los principios fundamentales de la realidad, investigando la estructura de la totalidad, el sentido y la finalidad última de todo ser. En este contexto, se busca comprender cómo el pensamiento puede representar el mundo, explicar la función de la realidad y dar significado al concepto de 'ser'.

Husserl y la Ciencia como Tarea Infinita

Edmund Husserl plantea que la ciencia es una tarea infinita. Desde esta perspectiva, el individuo dedica su vida al conocimiento, consciente de que cada descubrimiento es solo un eslabón en una cadena sin fin. Si pensamos en un investigador que dedica su existencia a un avance significativo, su logro se suma a los anteriores, abriendo nuevas preguntas.

Nunca llegará el momento en que la ciencia pueda declarar haber alcanzado un saber total y definitivo. Esta naturaleza inacabable también afecta al individuo: en su búsqueda constante, se enfrenta a una realidad cuyo conocimiento siempre puede expandirse y profundizarse. Por eso se denomina "tarea infinita": porque nunca se llega a un final absoluto; de hecho, cuanto más se sabe, más interrogantes surgen.

Descartes: Razón, Duda y Escepticismo Metódico

René Descartes defiende la razón como la capacidad fundamental para distinguir lo verdadero de lo falso. Argumenta que, sin el ejercicio de la duda, podríamos seguir aceptando creencias erróneas, como la idea de una Tierra inmóvil. Por ello, para Descartes, el escepticismo no es un fin en sí mismo, sino un paso metodológico necesario, especialmente tras un periodo como la Edad Media, caracterizado en parte por el dogmatismo.

El escepticismo renacentista actuó como un eficaz antídoto contra el dogmatismo de la Escolástica. Esta corriente intentaba ofrecer explicaciones definitivas para todo, incluyendo complejas cuestiones de filosofía y teología. La Escolástica, con sus interpretaciones del pensamiento aristotélico a menudo respaldadas por la autoridad de la Iglesia, representa un claro ejemplo del dogmatismo que Descartes buscaba superar mediante la duda metódica.

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