El modelo del diamante de Porter: Factores clave de la competitividad

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El modelo conocido como el «diamante» de Porter (1990) sugiere que existen razones propias de cada país o nación para explicar por qué unos son más competitivos que otros y por qué algunas industrias dentro de cada país son más competitivas que otras. El «diamante» (figura 4.2) consta de cuatro atributos interconectados o factores básicos que caracterizan la competitividad del país y en los que se basan las empresas para alcanzar su ventaja. Estos factores son los siguientes:

  1. Condiciones de los factores:

    Se refiere a la dotación que un país tiene de factores de producción relevantes y especializados que son escasos y difíciles de imitar por los competidores extranjeros y que requieren una inversión sostenida para crearlos.

  2. Condiciones de la demanda:

    Las naciones logran ventaja competitiva en los sectores donde la demanda interior da a sus empresas una imagen más clara o temprana de las nuevas necesidades de los compradores.

  3. Sectores afines y auxiliares:

    La presencia en la nación de otros sectores que proveen que sean internacionalmente competitivos refuerza la capacidad competitiva de las empresas de dicho sector.

  4. Estrategia, estructura y rivalidad de las empresas:

    La presencia de rivales nacionales fuertes es un estímulo definitivo y poderoso para la creación y persistencia de ventajas competitivas frente a empresas de otros países. La rivalidad interior es posiblemente el factor más importante para crear competitividad.

El «diamante» de Porter se debe entender como un sistema interrelacionado en el que el efecto de cada uno de los cuatro factores analizados depende de la situación de los demás y de cómo se refuerzan unos a otros. Los anteriores factores deberían mover a los gobiernos, empresas y agentes sociales a favorecer con sus actuaciones la competitividad de las empresas de sus industrias. En este sentido, los gobiernos deberían fomentar la competencia interna en lugar de proteger sus industrias de la competencia externa; las empresas deberían utilizar las ventajas nacionales para generar ventajas competitivas propias frente a sus competidores extranjeros. En definitiva, la información proporcionada por el análisis del entorno general es muy valiosa para la empresa porque permite evaluar el impacto de cada variable sobre su rentabilidad o proceso de crecimiento y, en consecuencia, tomar las medidas oportunas para que dicho efecto sea favorable.

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