El Modelo Positivista en la Educación
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En el campo de las Ciencias Sociales, se propone llegar a la explicación razonada de los hechos y fenómenos sociales, a su cuantificación y la previsión de los fenómenos hasta alcanzar su posible solución.
El enfoque pretende conseguir para la investigación educativa las mismas ventajas y efectividad que han hecho de las ciencias naturales y de las tecnologías una fuente de beneficios para la humanidad (Gage 1993).
El mercado se interesa por la educación, como “capacitación” que promueve el Estado: responde a demandas sociales y para ellas se orienta. La formación y el conocimiento se supeditan a intereses socioeconómicos: fin instrumental.
En Historia, se trabajan modelos basados en los modos de producción o se pretende tipificar las sociedades según las características aplicables a diversas realidades o momentos. En Geografía, se formulan modelos y leyes que admiten una expresión matemática.
Concepción del aprendizaje según el modelo positivista
En el ámbito del aprendizaje, el modelo tecnicista-positivista sigue una línea conductista según la cual la mente del niño, al nacer, está vacía y su proceso de maduración es resultado de los conocimientos que va adquiriendo del mundo exterior.
La Didáctica se propone enseñar al alumno un saber válido, fiable y aplicable, centrando su interés en delimitar sus objetivos, acomodar la conducta del alumno al objetivo pretendido y alcanzar con ello el aprendizaje deseado.
Para alcanzar este nivel de aprendizaje deseado, se elaboran taxonomías o clasificaciones de capacidades o de objetivos a alcanzar y sistemas fiables de evaluación.
El papel del profesor
El papel del profesor es esencial, al ser considerado como la persona que sabe y sabe hacer y que está capacitada para jugar con los resultados. El método más propio de este modelo pedagógico es la clase magistral.
La metodología
La metodología aplicada deja poco espacio a la creatividad e improvisación, pues los objetivos están claramente delimitados, los programas de instrucción están cuidadosamente secuenciados y se proponen series de comportamientos, de habilidades y conceptos de una complejidad creciente.
Por otro lado, se parte de la uniformidad en el aula: los alumnos no presentan diversidades considerables y todos han de responder positivamente como consecuencia de la eficacia del sistema.