Modelos Pedagógicos: Enfoques Educativos para la Transformación Social

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Perspectivas Sociopedagógicas en la Educación

Las distintas perspectivas desde las que se puede orientar la tarea educativa son la funcionalista o racional-tecnológica, la interpretativa y la crítica. Cada una ofrece un enfoque particular sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje y el rol de los actores involucrados.

1. Perspectiva Racional-Tecnológica (Funcionalista)

Esta perspectiva parte de la idea de que el aprendizaje se rige por leyes científicas. En este modelo, el/la profesional de la enseñanza es una persona conocedora de procedimientos o técnicas de eficacia demostrada científicamente. La igualdad de oportunidades se supone garantizada por el tratamiento igualitario recibido por cada estudiante.

Una disposición espacial típica de esta perspectiva se ilustra en la Figura 1. El enfoque racional-tecnológico es heredado de la revolución científica que propició la modernidad. Esta perspectiva se corresponde con lo que Paulo Freire denominaba "educación bancaria", donde los alumnos son concebidos como "vasijas" que deben ser "llenadas" dócilmente por el profesor.

La "lección magistral" es la estrategia que mejor responde a esta forma de concebir la enseñanza. En esta orientación, es habitual el uso del concepto de "nivel de los estudiantes", y se les hace responsables del nivel académico en que se encuentran. Muchos estudiantes se sienten culpables de su fracaso a pesar de su esfuerzo.

La perspectiva racional-tecnológica también se corresponde con el enfoque conductual del aprendizaje, que ve las conductas como determinadas por eventos externos al aprendiz, mediante una serie de relaciones estímulo-respuesta.

2. Perspectiva Interpretativa

Desde la teoría de la acción comunicativa, la concepción del aprendizaje comunicativo y dialógico está superando las propuestas anteriores al dar más importancia a la interacción. Se reconoce que el aprendizaje tiene lugar en situaciones de comunicación, en contextos interactivos. La realidad se construye socialmente, y los objetivos educativos no se cumplen si no se propicia que las personas intervinientes reciban y emitan mensajes, los interpreten y alcancen consensos.

La disposición espacial típica de esta perspectiva se muestra en la Figura 2. Los estudiantes son dispuestos en grupos heterogéneos y no excesivamente numerosos, de forma que se favorezca la comunicación. El profesorado debe interactuar dentro de cada grupo con el fin de evaluar y redirigir el proceso si fuera necesario.

3. Perspectiva Crítica

Esta perspectiva reconoce el papel de la ideología en todo proceso de intervención social. Destaca la necesidad de que todas las personas implicadas participen en la totalidad del proceso educativo (Figura 3). De esta forma, ninguna persona está investida de autoridad permanente. Este modo está especialmente indicado cuando se trabaja con personas adultas.

Consideraciones Adicionales

Interculturalidad y Diversidad

La perspectiva racional-tecnológica no propicia la interculturalidad. Para ello, es necesario propiciar la participación de todos los grupos implicados y actuar en consecuencia. La perspectiva interpretativa debe ocupar un lugar central en este ámbito. Al trabajar con niños/as, sus peculiaridades culturales pueden escucharse a través de sus familias. La atención a la diversidad pasa por la consideración atenta de las familias y otros interlocutores sociales. Aquí es aplicable una perspectiva crítica, especialmente cuando se trabaja con personas adultas.

Escuela Abierta

La apertura de la escuela se produce cuando el profesorado y la junta directiva escolar

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