Modelos de Pensamiento Docente: Enfoques Técnico y Práctico
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Concepciones o Racionalidades que Orientan la Labor del Profesor
Perspectiva Técnica
Esta perspectiva pone el énfasis en la teoría o principios científicos sobre la enseñanza, el currículum y el aprendizaje. Aporta distintas teorías a la comprensión de esta postura, incluyendo teorías filosóficas y psicológicas.
A nivel filosófico, se enmarca dentro del positivismo, donde la ciencia experimental es el punto culminante de la perfección. Una ciencia que solo produce conocimientos si parte de datos reales, empíricos y contrastables que puedan ser evaluados. Sobre los valores, se considera que no hay ciencia; lo importante es deducir lógicamente de los principios o postulados dados que están disponibles.
La competencia profesional se juzga en relación con las destrezas técnicas para aplicar estas teorías y obtener los resultados preestablecidos. El docente es concebido como una persona que selecciona técnicas y medios para alcanzar los objetivos. El docente es visto como un artesano y la enseñanza y el currículum como oficios artesanales. Se aceptan las tradiciones educativas sin ponerlas en juicio, apoyando la idea de que con más recursos y nuevas tecnologías es posible aumentar la calidad educativa.
La evaluación aparece como un control de la medida en que el producto escolar se ajusta a la teoría. Si la habilidad del artesano ha sido defectuosa, el producto no alcanzará los objetivos, y la responsabilidad se deriva hacia el artesano y no a la elaboración teórica propuesta por los especialistas.
Las construcciones teóricas quedan fuera del sistema evaluador, concentrándose en los medios y productos alcanzados. La evaluación está separada del proceso de enseñanza-aprendizaje. La evaluación y el diseño curricular pueden ser realizados por personas distintas al profesor y al alumno.
Perspectiva Práctica
En esta perspectiva, la profesionalización del docente no deriva de los principios teóricos ni de las destrezas en el uso de técnicas. El interés está dirigido a la comprensión de las situaciones humanas, poniendo énfasis en la deliberación ante situaciones concretas de las prácticas de aprender y enseñar, en lugar de centrarse en aspectos teóricos.
Depende del ejercicio del juicio deliberativo del profesor. Se trata del juicio que, a modo de ejemplo, emite el juez que delibera sobre cuándo aplicar o liberar del máximo rigor de la ley, interpretando la situación. Lo importante es la interacción docente-alumno y alumno-alumno. No interesa tanto la medida de los resultados del aprendizaje, sino más bien la forma en que se construyen los significados.
La evaluación permite analizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. La enseñanza no puede contemplarse fuera del aula; la práctica está impactada por situaciones contextuales donde el docente tiene que tomar decisiones que impliquen responsabilidad moral. En la evaluación, el eje se desplaza hacia la interpretación de las situaciones concretas que se producen en las interrelaciones sociales del aula.
En este contexto, la búsqueda de la calidad educativa se centra en el mismo proceso de enseñanza-aprendizaje y no en los resultados logrados. La profesionalización del docente, ya no concebido como un artesano que aplica las ideas de otros, se concentra en su capacidad de autorreflexión para juzgar e incluso cambiar su propia práctica si en el proceso de deliberación así lo considera.