Modelos políticos internacionales y la ciudadanía cosmopolita

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Modelo político-realista

Se centra en prioridad y soberanía de los Estados. Los derechos de los individuos dependen de la jurisprudencia nacional-estatal, y las organizaciones interestatales y las ONG solo pueden asesorar. Apenas hay desarrollo de las relaciones entre Estados. La política exterior está determinada por los intereses geopolíticos y de poder y no por criterios morales.

Modelo internacionalista

Desarrollo del anterior. Los Estados tienen papel esencial y los derechos individuales dependen de ellos. Sin embargo, las acciones de los Estados se ven influidas por un consenso transnacional sobre las normas de los DH y pueden ser modificadas por ellas. La capacidad de maniobra de los Estados depende a veces de la colaboración entre ellos.

Modelo cosmopolita

Los individuos se sitúan en el centro y mantienen relación directa con organizaciones interestatales y ONG´s. Cuestionan la prioridad del Estado para actuar a nivel mundial y consideran posible y eficaz el desarrollo de una sociedad civil global. Es de gran importancia la ONU, centrada en defender los DH, paz y justicia social global. Held define el cosmopolitismo como el “marco de referencia moral para la definición de normas y principios que puedan ser universalmente compartidos”. Lo que implica 3 principios:

  • Que el individuo es la unidad final del ámbito moral, no los Estados ni los colectivos.
  • Que todos deben reconocer la igualdad de valor moral de las personas.
  • Que las demandas de toda persona deben tomarse en cuenta.

De ahí la importancia de los DH y la democracia. Para su desarrollo, es fundamental la extensión de la democracia en el plano local y global y el desarrollo de varias constelaciones institucionales que contribuyan a proteger el D cosmopolita. Para esto último deben realizarse varios pasos: consolidar el D público democrático a nivel mundial que delimite el proceso de elaboración de las decisiones políticas. Promover la creación de un poder legislativo y ejecutivo transnacionales en el plano regional y global, limitados por el D democrático. La formación de una Asamblea que reúna a todos los Estados y agencias democráticas. La ONU necesita ser reformada. Es preciso establecer un mayor poder de la Asamblea General sobre el Consejo de Seguridad; cambiar el diseño financiero para que cuente con recursos propios, etc. Al reunir a los Estados y gobiernos, la ONU no puede proteger a los individuos de ellos, por lo que sería necesaria una Asamblea de los pueblos democráticos independiente, directamente elegida y controlada por ellos. Para Held, a pesar de las grandes dificultades, estamos ante una “utopía realista”, posibilidad real que hemos de perseguir (la “ciudadanía cosmopolita”), si queremos que el nuevo orden mundial emergente sea verdaderamente democrático.

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