Modernismo y Generación del 98: Dos Caras de la Crisis Finisecular
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Modernismo y Generación del 98 (Finales del Siglo XIX hasta 1915)
El Modernismo y la Generación del 98 constituyen la manifestación literaria hispánica de la crisis finisecular europea, un periodo de profundos cambios y cuestionamientos en todos los ámbitos.
La Crisis Finisecular
La crisis finisecular se caracterizó por:
- Plano ideológico: Enfrentamiento entre las ideas liberales burguesas y las ideas socialistas.
- Plano científico: Crisis del positivismo. El desarrollo de la ciencia, con descubrimientos como la teoría de la relatividad de Einstein, demostró la complejidad de la realidad, cuestionando la validez absoluta de las teorías científicas.
- Plano filosófico: Crisis del racionalismo. Surgimiento de corrientes vitalistas e irracionalistas, representadas por filósofos como Nietzsche y Schopenhauer, que generaron una sensación de desorientación existencial. El hombre se sentía perdido, con la idea de que "Dios ha muerto", y se exaltaban los impulsos vitales e irracionales. Kierkegaard también influyó en esta corriente.
- Plano de las artes: Afán de ruptura con los modelos artísticos precedentes. Se buscaba crear una obra autónoma e independiente, alejándose progresivamente de la realidad y ampliando los límites de la misma a través del arte.
Modernismo y Generación del 98: Dos Perspectivas
Inicialmente, el término "modernistas" se refería a escritores con impulsos estéticos y artísticos innovadores. Con el tiempo, el término pasó a definir a quienes se preocupaban por la estética y adoptaban una postura escapista, evadiéndose de la realidad cotidiana.
Por otro lado, la "Generación del 98" englobaba a los escritores que adoptaban una actitud de reflexión y crítica ante la situación política, social y económica de España, buscando influir en la sociedad a través de sus obras.
Características Comunes
Ambos movimientos compartían:
- Afán de renovación literaria.
- Protesta contra la sociedad burguesa.
- Angustia vital, reflejada en la idea de la muerte de Dios.
El Modernismo: La Búsqueda de la Belleza
El Modernismo se caracterizó por su esteticismo. A través del arte, se buscaba crear un mundo de belleza absoluta, un refugio ante un mundo que no satisfacía a los artistas. La reivindicación de la belleza era una forma de provocación contra la vulgaridad y la mediocridad del mundo burgués.
Rubén Darío fue el precursor de este movimiento, que se dividió en dos tendencias:
Tendencia Escapista
Influenciada por el Parnasianismo, se centraba en la búsqueda de la belleza externa a través de una creación perfecta.
- Referencias a realidades bellas y exquisitas, como la Edad Media, la Grecia antigua y lugares exóticos.
- Abundancia de elementos sensoriales.
- Deseo de evasión de la realidad.
- Erotismo y conductas amorales como muestra del espíritu rebelde y antiburgués.
- Uso de recursos literarios como la aliteración, la sinestesia, la metáfora, las comparaciones y una gran adjetivación.
- Importantes innovaciones métricas.
Tendencia Intimista
Con influencias del Simbolismo y de Bécquer, esta tendencia se enfocaba en el mundo interior del poeta.
El Simbolismo, una corriente literaria francesa representada por Baudelaire, consideraba que el mundo real era un reflejo, un símbolo de realidades escondidas que el poeta debía descubrir. En la poesía, las palabras actúan como símbolos que sugieren o evocan lo que está oculto en el fondo del alma o de las cosas. Es una poesía que sugiere más que dice, donde los efectos musicales adquieren gran importancia.
Los poetas intimistas utilizaban elementos del mundo sensible (real) para simbolizar su estado de ánimo interior, caracterizado por la soledad, el tedio, el hastío, la desgana por la vida, la melancolía y la sensación de no plenitud.
Autores destacados de ambas tendencias incluyen a Rubén Darío, Manuel Machado, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Ramón del Valle-Inclán.